Seúl (Lunes, 03-04-2017, Gaudium Press) El nombre de un Obispo estadounidense resulta llamativo entre los numerosos mártires coreanos que los Obispos de Corea del Sur investigan como posibles beatos ante la Congregación de las Causas de los Santos. El prelado dirigió las misiones de la Sociedad Maryknoll en Corea, fue Prefecto Apostólico de Pyongyang y finalmente primer Delegado Apostólico para Corea, cargo que le mereció su ordenación episcopal y, finalmente, el martirio a manos del régimen comunista de Corea del Norte.
Mons. Patrick James Byrne, posible Beato quien dio la vida en Corea del Norte. Foto: Maryknoll Society. |
Se trata de Mons. Patrick James Byrne, nacido en Estados Unidos y miembro de la Sociedad Maryknoll cuando ésta apenas contaba cuatro años de existencia. En los años 20 dirigió las misiones de la Sociedad en Corea y luego sirvió como Prefecto Apostólico para luego ser trasladado a Japón. Allí tuvo que padecer la prisión domiciliaria durante la Segunda Guerra Mundial por ser oriundo de un país enemigo y al terminar el conflicto fue nombrado primer Delegado Apostólico para Corea, siendo ordenado Obispo a la edad de 60 años al inicio de la Guerra de Corea que marcaría la división del territorio.
Muchos sacerdotes huyeron de Corea del Norte a causa del régimen comunista, pero Mons. Byrne decidió permanecer en el lugar. Fue capturado tras la toma de Seúl y sometido a un juicio en el cual se pretendía obligarlo a hacer falsas acusaciones contra el Vaticano, Estados Unidos y las Naciones Unidas. Naturalmente, el Obispo se negó a realizar las declaraciones solicitadas y fue enviado a realizar varias marchas forzadas junto a coreanos y soldados americanos capturados. El prelado ayudaba a otros presos a pesar de correr graves riesgos por su conducta.
El prelado regaló su única manta a un hombre que sufría más que él y en una de las marchas, de cuatro meses de duración, contrajo neumonía por el mal clima y la falta de alimentos y refugio. Al sentir la proximidad de su muerte, le dijo a sus compañeros. «Después del privilegio de mi sacerdocio, estimó este privilegio de haber sufrido por Cristo con todos ustedes como el más grande de mi vida», afirmó. El obispo recibió la absolución por parte de su secretario, P. William Booth, y falleció el 25 de noviembre de 1950. fue sepultado por Mons. Thomas Quinlan, quien sería más adelante Obispo de Chunchon, Corea del Sur.
Con información de The Catholic Register.
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