Medjugorje (Sábado, 08-04-2017, Gaudium Press) En su predicación por el quinto domingo de Cuaresma, el enviado papal para cuestiones pastorales en Medjugorje, Mons. Henryk Hoser, predicó sobre la importancia de la conversión y el testimonio de piedad popular en el Santuario, recordando que el principal milagro del lugar es el perdón de Dios otorgado a quienes buscan su misericordia y se esfuerzan en cambiar de vida.
En primer plano, Mons. Henryk Hoser, enviado papal para cuestiones pastorales en Medjugorje. Foto: Piotr Drabik |
«Hemos rezado durante cuarenta días y seguimos rezando; hemos ayunado y seguimos ayunando; hemos sido más generosos hacia los hermanos y seguimos siéndolo», predicó el prelado, según informó Religión en Libertad. «Esta espiritualidad de Cuaresma les es bien conocida aquí». Mons. Hoser insistió sobre la importancia de la conversión, ya «la muerte del alma es mucho más grave (que la muerte del cuerpo) porque podemos morir para la eternidad. Por eso, cada vez que nos convertimos, cuando retornamos a Dios, que es la vida eterna, volvemos siempre al amor, porque Dios es amor».
Esta exigencia es esencial en el mensaje de Cristo: «Antes de hacer milagros, Jesús pedía la fe. Esta fe abre nuestro corazón a la conversión mediante el sacramento de la misericordia, la confesión sacramental» enseñó. «Nuestro corazón se abre, se purifica, se llena del Espíritu Santo, de la Santísima Trinidad. Y si la Santísima Trinidad habita en nosotros, nos convertimos en Templo de Dios». En ese proceso de conversión es fundamental la participación de la Santísima Virgen, quien se unió de manera especialísima a la Pasión de su Hijo. «En la perspectiva de la Resurrección», explicó, «ella nos acompaña, participa en nuestros sufrimientos y dolores si los vivimos en la perspectiva de Cristo. Ella nos ayuda a salvarnos, a llegar a la conversión».
«Difundid por todo el mundo la paz por la conversión del corazón», solicitó el prelado. «El milagro más grande de Medjugorje son las confesiones, el sacramento de la reconciliación, del perdón y de la misericordia. Es el sacramento de la resurrección. Agradezco a todos los sacerdotes que vienen a confesar aquí». Mons. Hoser destacó de manera especial la presencia de cincuenta sacerdotes que administraban el sacramento, algo notable que contrasta con el abandono de esta esencial práctica de la fe en otros países por parte de numerosos fieles. El Enviado Papal destacó también la presencia de peregrinos de 80 países, prueba de que el llamado a la conversión » se ha difundido hasta los confines del mundo, como mandó Cristo a sus apóstoles. Hoy sois testigos del amor de Cristo, del amor de su Madre, del amor de la Iglesia. Que el Señor os refuerce y os bendiga».
Con información de Religión en Libertad.
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