¿Cómo es la esperanza que nace de la Cruz?: Tema de Audiencia General del Papa de hoy

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 12-04-2017, Gaudium Press) Hoy en la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco habló de la esperanza que nace de la Cruz, meditación relacionada con el Triduo Pascual que mañana inicia.

El Pontífice afirmó que los católicos creemos que «en el Crucificado nuestra esperanza ha renacido». Pero «¿De qué esperanza se trata, esta esperanza que nace de la cruz?». Ahí el Pontífice se valió de una metáfora, de las Escrituras: «Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24), había dicho el Señor, en lo que perfectamente era una alusión a su Pasión, Muerte y Resurrección.

«Para dar fruto, Jesús ha vivido el amor hasta el extremo, dejándose fragmentar por la muerte como una semilla se deja fragmentar bajo la tierra. Justamente ahí, en el punto extremo de su anonadamiento – que es también el punto más alto del amor – ha germinado la esperanza», afirmó el Papa. En la Cruz «con Jesús toda nuestra oscuridad puede ser transformada en luz, toda derrota en victoria, toda desilusión en esperanza».

Servicio, dar, semilla y esperanza

Entonces el Pontífice dijo que morir en esta alegoría es sinónimo de servicio: Quien «es disponible y sirve, vive según el modo de Dios: entonces es vencedor, salva a sí mismo y a los demás; se convierte en semilla de esperanza para el mundo. Pero es bello ayudar a los demás, servir a los demás. Tal vez, nos cansaremos, ¿eh? La vida es así, pero el corazón se llena de alegría y de esperanza. Y esto es el amor y la esperanza juntos: servir, dar».

Es un servicio que manifiesta un amor verdadero, el cual «pasa a través de la cruz, el sacrificio, como para Jesús. La cruz es el paso obligatorio, pero no es la meta, es un paso: la meta es la gloria, como nos muestra la Pascua. Y aquí nos ayuda otra imagen bellísima, que Jesús ha dejado a los discípulos durante la Última Cena. Dice: «La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo» (Jn 16,21). Es esto: donar la vida, no poseerla. Y esto es aquello que hacen las mamás: dan otra vida, sufren, pero luego son felices, gozosas porque han dado otra vida. Da alegría; el amor da a la luz la vida y da incluso sentido al dolor. El amor es el motor que hace ir adelante nuestra esperanza. Lo repito: el amor es el motor que hace ir adelante nuestra esperanza. Y cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Amo? ¿He aprendido a amar? ¿Aprendo todos los días a amar más?, porque el amor es el motor que hace ir adelante nuestra esperanza».

El Papa Francisco concluyó su meditación pidiendo que nos dejemos «envolver por el misterio de jesús que, como un grano de trigo, muriendo nos dona la vida».

Con información de Radio Vaticano