Toledo (Miércoles, 12-04-2017, Gaudium Press) La Delegación de Familia de la diócesis de Toledo, España, celebra dos eventos de evangelización que aplican en familia el llamado apostólico de la Iglesia. Se trata del Family Day y el Family Night, cuando desde un templo las familias salen a las calles a llevar el llamado de Jesús.
Las calles de Toledo, España, son escenario de evangelización. Foto: Esteban Sanín Ángel |
«Ambos teníamos desde siempre la inquietud de salir a hablar de Jesucristo», comentaron a Religión en Libertad Lorenzo y Mari Ángeles, pareja creadora de las jornadas junto al sacerdote P. Joaquín Garrigós. «Hay de todo, retiros y formación de todo tipo, pero siempre vamos los mismos. Hace falta que la gente de fuera tenga un contacto con el Señor, tanto los que no lo han tenido nunca como los que quizá lo tuvieron y lo tienen dormido. Queremos despertar el hambre de Dios, y estamos convencidos de que esto lo quiere el Señor, y nos lo dicen continuamente los Papas».
Por este motivo se aventuraron a salir a las calles a evangelizar. «Un convento de monjas nos cedió el templo en una zona de locales de copas y restaurantes del centro de Toledo», relataron. «Contactamos con un grupo de música que dinamiza la oración y convocamos a unas personas conocidas para interceder por los que salíamos a evangelizar».
Desde entonces el esquema se mantiene: mientras algunos miembros de las familias se quedan en oración en el templo, los demás salen a las calles a llevar el mensaje de la Iglesia. «Hay un 80 % de la gente que se paran contigo. El primer contacto es presentarnos: me llamo tal, vengo de esta parroquia y queremos hablaros con Dios», relataron los esposos. «Y hacemos enseguida una pregunta incisiva: ¿crees en Dios?, ¿eres feliz? La gente se anima a contestar a este tipo de preguntas. Es un primer contacto, y enseguida no perdemos el tiempo en anunciar el amor de Dios, y damos un pequeño testimonio personal. Y es muy bonito, muchos lo agradecen».
Después de la conversación, el siguiente paso es invitar a los transeúntes a ingresar al templo y orar un momento. Son recibidos por otros participantes, quienes les obsequian una vela y un papel para dejar una petición personal ante el Santísimo Sacramento. A algunos se les enseña a orar y otros acuden a la confesión sacramental después de añosd e ausencia. «A los sacerdotes también les gusta y se lo cuentan unos a otros para participar», comentó Lorenzo. «Uno me dijo una vez: He disfrutado, hace tanto tiempo que no confesaba de esta manera tan bonita».
El testimonio público de la fe fortalece a pequeños y grandes y las familias participantes observan saludables frutos de su presencia. «Nos ha hecho mucho bien. A la vuelta siempre nos contamos muchas cosas, o rezamos por personas a las que hemos parado. Y ver que Dios nos llama a esto en matrimonio, juntos, eso nos ha unido mucho más», comentaron los esposos, quienes afirmaron que los hijos «se han acostumbrado desde pequeños a saber que la fe no la puedes guardar y que la tienes que contar, y que tienes que tener algo dentro. Han aprendido el gozo de poder dar a Jesucristo a los demás».
Con información de Religión en Libertad.
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