Roma (Lunes, 24-04-2017, Gaudium Press) En Roma la fiesta de la Divina Misericordia también se vivió de manera muy especial. Muy cerca de la Plaza de San Pedro se encuentra la Iglesia de Santo Spirito in Sassia -Santuario de la Divina Misericordia- que todos los años, desde la institución de esta fiesta en el 2000 por San Juan Pablo II, celebra en grande el Segundo Domingo de Pascua.
Imagne de Jesús Misericordioso al interior del santuario romano / Foto: Sonia Trujillo. |
Las conmemoraciones iniciaron a las 9:30 con la solemne celebración Eucarística que presidió a las 9:30 horas el Cardenal Agostino Vallini, Vicario del Papa para la Diócesis de Roma, y siguieron con la tradicional procesión de la imagen de Jesús Misericordioso, que fue llevada hasta la Plaza de San Pedro. Multitud de fieles se congregaron en el lugar para participar del Regina Coeli presidido por el Papa Francisco.
Tras la participación en la oración mariana, el Santuario acogió sucesivas misas, presididas por Mons. Josef Bart, rector del Santo Spirito in Sassia, además del rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia a las 15:00 horas.
En una de sus homilías, Mons. Bart reflexionó sobre el misterio de la Misericordia, preguntando a los fieles: «¿En mi vida, soy un hombre de Misericordia?», respondiendo luego: «para ser hombres y mujeres de misericordia, para ser testimonio visibles en la vida cotidiana de la misericordia de Dios, primero es necesario creer en esta Misericordia de Dios: que Jesús es misericordioso».
Dijo que «si consideras que Dios te casticas, lo miras de lejos, no lo sientes como tu padre y que tú seas su hijo, es cierto que en tu vida diaria serás también duro, cerrado, y tendrás miedo del otro».
En este sentido llamó a los fieles a realizar una tarea en esta fiesta de la Divina Misericordia: «fijar la mirada en Jesús Misericordiosos y confrontarse con Él’.
Mencionando palabras del Papa Francisco, Mons. Bart aseguró que «la Divina Misericordia cambia el mundo (…) Cambia las personas. Porque de Jesús, su Corazón, que ha ofrecido la vida, y del que ha surgido sangre y agua, sale la misericordia para nosotros».
«La Misericordia pone el límite definitivo contra el mal, límite divino. Tu puedes ser salvado, porque la misericordia te protege de los ataques de tus enemigos», añadió el rector del Santuario.
Fieles acompañaron la procesión hasta la Plaza de San Pedro, con la imagen de la Divina Misericordia / Foto: Sonia Trujillo. |
Culminando su reflexión, dijo que «quienes han declarado públicamente, sin avergonzarse ‘Jesús, Confío en ti, han podido tocar los signos de misericordia que Dios ha cumplido en nuestra vida».
«Dios ha tomado el mal había en nosotros y nos ha dado un alba blanca, un vestido nuevo. Son los vestidos de su misericordia», concluyó.
La Iglesia del Santo Spirito in Sassia, mediante decreto del Cardenal Camillo Ruini, es desde 1994 centro de la espiritualidad de la Divina Misericordia en Roma. Fue construida en el siglo XII, muy cerca al Vaticano, y cuenta con reliquias de Santa Faustina Kowalska y de San Juan Pablo II, grandes promotores de la devoción a la Divina Misericordia.
De la redacción de Gaudium Press, con información de divinamisericordia.it y RomaSette.it
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