Ciudad del Vaticano (Viernes, 28-04-2017, Gaudium Press) En la primera lectura propuesta por la liturgia para la Celebración Eucarística de ayer jueves, en los Hechos de los Apóstoles, está enunciada la frase de San Pedro: «Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres».
Esta frase de Pedro llevó al Papa Francisco, durante la Santa Misa que él celebró hoy en la Capilla de la Casa Santa Marta, a afirmar que el cristiano es testigo de la obediencia y que la consecuencia de esto, son las persecuciones.
La Respuesta de San Pedro en la homilía del Papa
De hecho, San Pedro, dio esta respuesta al ser llevado junto con los apóstoles delante del Sanedrín, después de haber sido liberados de la prisión por un ángel. Ellos habían sido prohibidos de enseñar en nombre de Jesús, pero esparcían las enseñanzas de Cristo por toda Jerusalén.
Para que este acontecimiento pueda ser mejor comprendido, el Papa recuerda lecturas anteriores donde son descritos los primeros tiempos de la Iglesia, cuando la comunidad cristiana crecía y los milagros eran abundantes. Había la fe entre el pueblo.
Pero entre los neófitos había también «ladrones», afirmó Francisco, «que querían hacer carrera». Un ejemplo sería la pareja compuesta por Ananías y Safira.
Este suceso de los primeros cristianos levantó envidia y odio entre los jefes religiosos y políticos de la época: Pedro y los apóstoles fueron presos. Pero, aquel Pedro medroso que negara a Jesús el Jueves Santo, ahora era otro y, esta vez respondió con coraje a sus perseguidores que «es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres». Una respuesta que hace entender que «el cristiano es testigo de la obediencia», y que debe portarse exactamente como Nuestro Señor que en el Huerto de los Olivos dijo al Padre: «Hágase según tu voluntad, no la mía».
Testificar la obediencia…
Francisco comentó a ese propósito que «el cristiano es un testigo de la obediencia y si nosotros no estamos en este camino de crecer en el testimonio de la obediencia, no somos cristianos. Por lo menos caminar por esta estrada: testigo de obediencia. Como Jesús. No es testigo de una idea, de una filosofía, de una empresa, de un banco, de un poder, es testigo de obediencia. Como Jesús».
…es Gracia del Espíritu Santo
El Papa explicó que «tornarse testigo de obediencia» es «una gracia del Espíritu Santo»:
«Solamente el Espíritu puede hacernos testigos de obediencia. ‘No, yo voy en aquel maestro espiritual, yo leo este libro…’. Todo está bien, pero solamente el Espíritu puede transformar nuestro corazón y puede hacernos, a todos, testigos de obediencia. Es una obra del Espíritu y debemos pedir a él, es una gracia a ser pedida: «Padre, Señor Jesús, envíame tu Espíritu para que yo me torne un testigo de obediencia», esto es, un cristiano».
Testimonio que trae consecuencias
Como es narrado en los Hechos de los Apóstoles, ser testigo de obediencia acarrea consecuencias.
«Las consecuencias del testimonio de obediencia son las persecuciones. Cuando Jesús enumera las Bienaventuranzas termina con: «Bienaventurados cuando os persigan e insulten».
La cruz no puede ser sacada de la vida del cristiano. La vida de un cristiano no es un estatus social, no es un modo de vivir una espiritualidad que me haga bien, que me haga un poco mejor. Esto no basta. La vida de un cristiano es el testimonio en obediencia y la vida de un cristiano está repleta de calumnias, rumores y persecuciones», dijo el Papa en su homilía.
Para ser testigos de obediencia, como Jesús, es preciso rezar, reconocerse pecadores, con tantas «mundanidades» en el corazón y pedir a Dios «la gracia de tornarse un testimonio de obediencia» y de no amedrentarse cuando llegan las persecuciones, «las calumnias», pues el Señor dijo que cuando se es llevado delante del juez, «será el Espíritu quien nos diga qué responder», afirmó el Papa Francisco, al encerrar su homilía. (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Radio Vaticano)
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