sábado, 23 de noviembre de 2024
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Más de 6.000 genes codificadores de proteínas reaccionan diferente en el sexo másculino y en el sexo femenino

Rehovot (Jueves, 11-05-2017, Gaudium Press) Son los doctores Shmuel Pietrokovski y Moran Gershoni, investigadores del Departamento de Genética Molecular del Instituto Weiznmann de Ciencias, quienes han revelado un hallazgo que constituye un argumento más en las diferencias biológicas base entre el hombre y la mujer, y por ende un golpe a la llamada ‘ideología de género’: cerca de 6.500 genes humanos codificadores de proteínas, reaccionan diferente en el sexo masculino y femenino.

En reciente artículo, los científicos indicaron que para el hallazgo usaron del protecto GTEx, estudio amplio de la expresión genética humana registrado para muchos órganos y tejidos en el cuerpo de cerca de 550 donantes adultos.

«Este proyecto permitió, por primera vez, trazar el mapa integral de la estructura genética del sexo humano diferencial», expresan.

Ambos investigadores examinaron cerca de 20.000 genes codificadores de proteínas, clasificándolos por sexo y buscando diferencias en la expresión de cada tejido.

Eventualmente identificaron alrededor de «6.500 genes con actividad que estaba sesgada hacia un sexo u otro en al menos un tejido».

Por ejemplo, encontraron genes que estaban altamente expresados en la piel de los hombres en relación con los de la piel de las mujeres, y se dieron cuenta de que estaban relacionados con el crecimiento del vello corporal.

Asimismo, la expresión genética para la construcción muscular fue mayor en los hombres; y para el almacenamiento de grasa fue mayor en las mujeres.

El mapa detallado de estos genes, publicado en la revista científica BMC Biology, proporciona pruebas de que los hombres y mujeres experimentan «una especie de evolución separada», que también se interconecta.

El inicio de la investigación fue, porque prevalecían ciertas enfermedades humanas. Los expertos, notaron que las mutaciones que afectaban la fertilidad eran más o menos generalizadas, cerca «del 15% de las parejas que tratan de concebir se definían como infértiles».

Un sentido común que no tenía pie en la realidad, por las diferencias hombre – mujer

Entretanto, el ‘sentido común’ les decía a los científicos que estas mutaciones, que «afectan directamente a la supervivencia de la especie mediante la reducción del número de hijos, debieron haberse eliminado rápidamente por selección natural».

En su estudio, los expertos demostraron que las mutaciones en los genes específicos de la formación de esperma persisten precisamente «porque los genes se expresan solo en los hombres».

«Una mutación que es problemática solo para la mitad de la población, no importa cuán perjudicial sea, pasa libremente a la próxima generación por la otra mitad».

Con información de Aciprensa

 

 

 

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