Ciudad del Vaticano (Lunes, 15-05-2017, Gaudium Press) En la recitación del Regina Coeli, ayer en la Plaza de San Pedro, el Papa meditó sobre los principales hitos de su viaje a Portugal el 12 y 13 de mayo.
El Pontífice comenzó agradeciendo «a los Obispos, al Obispo de Leiría en Fátima, a las Autoridades del Estado, el Presidente de la República, y a todos aquellos que han ofrecido su colaboración». Siguió recordando el momento de silencio y meditación realizado en la Capilla de las Apariciones con multitud de peregrinos, donde «se creó un clima de recogimiento y contemplativo».
Después habló de los pastorcitos, particularmente de Jacinta y Francisco a quienes canonizó. Estos alcanzaron la santidad por «la fidelidad y del ardor con el cual ellos correspondieron al privilegio recibido de poder ver a la Virgen María. Después del encuentro con la ‘bella Señora’ -así la llamaban- ellos recitaban frecuentemente el Rosario, hacían penitencia y ofrecían sacrificios para obtener el final de la guerra y por las almas más necesitadas de la divina misericordia».
El Papa insistió en la apremiante necesidad hoy de la «oración y de penitencia para implorar la gracia de la conversión». Pidió también que la luz que viene de Fátima ayude al mundo a alcanzar la paz, y que «el Corazón Inmaculado de María sea siempre nuestro refugio, nuestra consolación y el camino que nos conduce a Cristo».
Con información de Radio Vaticano
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