Aparecida – San Pablo (Lunes, 15-05-2017, Gaudium Press) En vista del centenario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima a los tres pastorcitos, el Arzobispo de Aparecida, Mons. Orlando Brandes, hizo algunos comentarios a la prensa acerca de este momento significativo para la Iglesia Católica.
Según Mons. Orlando, el mensaje de Fátima es profundo y el más conocido en el mundo, una vez que la Madre Santísima apareció en una época en que el comunismo y el ateísmo eran muy fuertes.
«En Portugal, en ese tiempo, los cristianos eran muy perseguidos, religiosos y padres expulsados de sus casas, era una situación de persecución y odio a la iglesia. María vino de los cielos a traer un mensaje para la tierra. Era un mensaje de paz», explicó el prelado.
Según el arzobispo, Nuestra Señora de Fátima habló de la necesaria conversión para evitar el pecado.
«María en Fátima nos da una catequesis sobre la importancia y el poder de la oración en nuestras vidas. Oración que hace a la gente convertirse y, por tanto, tener la paz y mejorar el mundo», completó.
En medio de la conversación con los periodistas, Mons. Brandes también recordó el atentado contra el entonces Papa Juan Pablo II y el hecho de la bala que lo alcanzó esté en la corona de la imagen en Fátima.
Los diez años de la canonización de Fray Galvão
Sobre este asunto, el Arzobispo de Aparecida comentó que, con la proximidad del aniversario de una década de la canonización de San Antonio de Sant’Anna Galvão, Fray Galvão, es importante recordarlo e imitarlo en sus virtudes.
«Él (Fray Galvão) visitaba mucho las casas, familias, los enfermos. Precisamos mucho de eso hoy. Él tenía mucha bondad, mucha misericordia, mucha gentileza con las personas y nosotros tenemos dificultad de impaciencia, a veces en casa, en el trabajo, en la sociedad, en el tránsito, entonces cuánta paciencia, bondad, gentileza, nosotros podemos tomar de ejemplo de San Antonio de Santana Galvão», dijo.
Fray Galvão, conforme Mons. Brandes, era hombre de oración y de trabajo, pues él mismo fue obrero, trabajador y constructor. «Él es el patrono de la construcción civil y nosotros precisamos pensar en aquellos que están sin techo, sin casa y también para que nuestros hogares sean verdaderos templos de Dios».
El arzobispo resaltó también que un punto alto del Santo era auxiliar a las madres embarazadas. En este sentido, recordó que mientras el religioso franciscano ayudaba a las mujeres en el nacimiento de sus hijos en épocas pasadas, existen hoy en día casos diversos de abortos, así como de jóvenes gestantes aún no preparadas para la maternidad. «Es el cuidado por la madre, el celo por el feto, por el embrión en el útero materno, la defensa de la vida del inocente. Todo eso nosotros aprendemos con Fray Galvão», explicó.
Por último, el prelado recordó que el Papa San Juan Pablo II, cuando desembarcó en tierras brasileñas en 1980, afirmó que el país precisaba de Santos y, ahora, ya tenemos el primer Santo nacido en Brasil, oriundo de la ciudad paulista de Guaratinguetá, lugar donde surgió la devoción a Nuestra Señora Aparecida.
«El Santuario de Fray Galvão marca una invitación para que tengamos un santuario vivo en nuestro corazón. Santuarios en nosotros que se preocupan con el pobre, el enfermo, el preso y el peregrino», concluyó Mons. Orlando Brandes. (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de A12
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