viernes, 22 de noviembre de 2024
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Mons. Auza presenta en las Naciones Unidas el "plan de paz" de Nuestra Señora de Fátima

Nueva York (Martes, 16-05-2017, Gaudium Press) Durante un evento organizado por la Misión Permanente de Portugal y la Misión del Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, una imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima ingresó a la Sede de la ONU en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. La significativa visita fue la oportunidad para que Mons. Bernardito Auza, Observador Permanente, presentara en una conferencia el «plan de paz» de la Santísima Virgen.

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Mons. Auza destacó la relevancia actual del Mensaje de Fátima. Foto: Catholic Company.

Las exigencias de la Madre de Dios «involucraron varios elementos que ciertamente tienen un profundo significado y peticiones específicas para quienes profesan la fe católica», explicó, pero invitó a la vez a todos los que trabajan por la paz a aprender las lecciones universales del Mensaje de Fátima. El prelado manifestó su «gran alegría» por haber trabajado para realizar ese evento y recordó la actualidad de las revelaciones particulares recibidas por los tres pequeños pastores en Cova de Iría.

La actualidad del Mensaje de Fátima

«Una parte de Fátima ha venido hoy a los cuarteles generales de las Naciones Unidas», describió. «Esta estatua que tenemos con nosotros fue bendecida por el Papa Pío XII en el Vaticano mañana hace 70 años, en 1947 (…) y bendecida nuevamente por el Obispo de Fátima el 13 de octubre de 1952 en el aniversario número 35 de la última de las apariciones de Fátima». Esa misma imagen visitó la ONU el 08 de diciembre de 1952, momento en que se oró por la paz en el mundo y el fin de la guerra de Corea.

Mons. Auza invitó a aprovechar la ocasión y orar por el fin de la guerra en Siria, el cese de las amenazas en la península de Corea y el término de la violencia en Sudán del Sur, Somalia, Yemen, República Centroafricana, República Democrática del Congo y el Este de Ucrania, así como todas las demás regiones en conflicto. Igualmente oró por el fin del terrorismo, la persecución, el totalitarismo, los carteles de la droga y el crimen organizado y el tráfico de personas.

«Cuando examinamos el mensaje que los tres niños pastores de Fátima, Lucía dos Santos y sus primos Francisco y Jacinta Marto testifican (…), podemos decir que María esencialmente vino como una Embajadora de la Paz», relató, comparando a los pequeños videntes en lenguaje diplomático con los miembros «staff» de su Misión Permanente ante todas las naciones. «Y esta misión es muy relevante hoy, con más de 50 conflictos violentos activos en todo el planeta».

El «plan de paz» de Fátima

El Arzobispo recordó algunos de los hechos más llamativos de las apariciones, incluyendo la danza del sol que probó a miles de personas la autenticidad de las apariciones. El carácter público del fenómeno atestiguado por unas 70 mil personas y reportado en los medios de comunicación habla de un mensaje universal dirigido a toda la humanidad. Y este «plan de paz» fe resumido por el Observador Permanente en varios puntos.

El primero de ellos es la necesidad de la conversión, que significa «dar vuelta, cambiar la propia forma de pensar y vivir, examinar los pensamientos, palabras, ocras y omisiones». Para el Arzobispo, mucha de la falta de paz proviene directamente de que las personas no se convierten, conservando vicios como la belicosidad, la deshumanización y el maltrato, y el enfocarse en el error del otro en lugar de reflexionar sobre el daño que uno causa.

El segundo paso del plan de paz es la Consagración al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen. Esto significa «un compromiso en buscar imitar el corazón de María, que los cristianos creen es puro y sin división, sabio y obediente, fiel y atento, que ama a Dios con todo lo que tiene y ama los demás con el amor de Dios». Este corazón es necesario para la paz y es «más fuerte que las pistolas y las armas de cualquier tipo» en palabras de Benedicto XVI. «La paz comienza en el corazón», recordó Mons. Auza. «Si el corazón no tiene paz, va a ser muy difícil ser un hacedor, constructor y guardián de paz. La persona debe ser transformada».

El tercer elemento destacado por el diplomático vaticano es la oración. «La oración es un instrumento de paz. Los niños pastores dijeron que María les pidió orar y sacrificarse por la conversión de otros para que la paz regresara a sus almas. Les pidió orar oraciones específicas como el Rosario mismo o otra (oración) entre las decenas del Rosario, o los primeros sábados de mes». El prelado explicó que la oración transforma a quien ora, pero también tiene efecto sobre otros y sobre el mundo exterior.

La última lección universal del Mensaje de Fátima sobre la construcción de la paz es que esta no es una tarea exclusiva de los jefes de estado o los diplomáticos. Los elegidos de la Santísima Virgen fueron «tres simples niños sin mucha educación» a quienes «confió un mensaje, secretos y una tarea especial por la causa de la paz y el bien de las almas y el mundo». La tarea de la paz involucra a todos y la Santísima Virgen revela que «cada uno tiene un papel, incluso aquellos que el mundo considera insignificantes, o incapaces o demasiado jóvenes».

«Cuando celebramos el centenario de Fátima, entendemos que no estamos celebrando meramente una serie de eventos en el pasado, sino algo, creo, bastante actual, con relevancia duradera para nuestro presente y nuestro futuro», expuso Mons. Auza. «El mensaje de paz que los pastorcitos dijeron que trajo la Dama del Cielo, y las prácticas de conversión, transformación del corazón, oración y compromiso que ella indicó son tan importantes hoy para la paz del mundo como lo fueron hace un siglo».

Con información de Zenit.

 

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