viernes, 22 de noviembre de 2024
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Habla uno de los nuevos Cardenales, Mons. Juan José Omella

Ciudad del Vaticano (Lunes, 22-05-2017, Gaudium Press) Durante el Regina Coeli de ayer, el Papa Francisco anunció para el próximo 28 de junio un Consistorio en el cuál creará cinco nuevos cardenales: Mons. Jean Zerbo, arzobispo de Bamako en Mali, 73 años; Mons. Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, España, 71 años; Mons. Anders Arborelius, obispo de Estocolmo, Suecia, 67 años; Mons. Louis Marie Ling Mangkhanekhoun, vicario apostólico de Paksé, Laos, 73 años; Mons. Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San salvador, El Salvador, 74 años.

Con los nuevos purpurados, el Papa celebrará la ecucaristía de la solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo el próximo 29 de junio. Serán acompañados en esta celebración por el Colegio cardenalicio, y por los nuevos arzobispos metropoliltanos.

Para hablar sobre su escogencia como Cardenal de la Santa Romana Iglesia, habló con Radio Vaticano Mons. Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona. A continuación la entrevista:

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La primera pregunta: ¿cómo ha recibido la noticia de que el Papa lo ha elegido Cardenal?

«Con gran sorpresa porque no esperaba esa noticia. Estaba haciendo una visita pastoral a la parroquia nuestra Señora de los Desamparados, visitando una residencia de ancianos, bendiciendo allí una capillita nueva, y luego fuimos a bendecir un local de Cáritas nuevo para aquel barrio. Después de la bendición me suena el teléfono y un amigo obispo me dice: ‘¡salud cardenal, felicidades!'». «Me quedé perplejo, asombrado. Así la recibí, de esa manera tan sencilla». «Yo doy gracias al Santo Padre por esa confianza, me da temor y temblor porque es una gran responsabilidad. De mi parte nace ese deseo de colaborar con el Papa Francisco en el gobierno de la Iglesia universal y en el trabajo para impulsar la Evangelización, en el camino que el Papa nos ha marcado de la Evangelii Gaudium, el de una Iglesia en salida que busca sobre todo a los más pobres para llevarles la noticia de Jesús».

La segunda pregunta gira en torno a alguna previsión sobre lo que será el trabajo de Cardenal y su aporte: «Lo importante es colaborar para que la Iglesia siga siendo en estos momentos un camino de esperanza y fraternidad en el mundo de hoy. Nosotros vemos la Iglesia sólo desde el punto de vista de los que vivimos en Europa, con sus problemas y aciertos, pero la Iglesia es mucho más grande de lo que vemos en Europa. Por eso impulsar la fraternidad, – señala- esa esperanza que el mundo a veces parece que pierde. Trabajar para aunar instituciones, por el bien común, para que no haya gente desechada, como dice el Papa, sino que nos preocupemos por los más pobres. Creo que es un trabajo que tenemos que hacer todos, en todos los niveles».

En relación a la Iglesia española, ¿cuáles serán las prioridades del Cardenal Omella? «En la Iglesia española estamos iniciando una nueva etapa. En marzo se han elegido nuevas responsabilidades dentro de la Conferencia Episcopal. Hay que impulsar el plan pastoral que pusimos en marcha, y una de las cosas importantes es crecer en la comunión y en la fraternidad. Trabajar juntos porque – ya nos lo dijo el Papa Juan Pablo II – se evangeliza sobre todo desde una espiritualidad de comunión: cuanto más fraternidad y comunión tengamos, mejor podremos evangelizar. Y creo que tenemos que impulsar una transformación en el presentar el mensaje de Jesús, que el Papa ha recogido en Evangelii Gaudium y que es lo que decía también Pablo VI y Juan Pablo II: evangelizar al mundo con nuevo ardor, nuevo método y nuevo lenguaje. Necesitamos no estar cansados, no tener fatiga interior, sino ilusionados porque el Señor sigue presente en nuestro mundo y sigue hablándonos a través de las circunstancias de la vida».

En pocos días usted vestirá la birreta roja cardenalicia, el color de la sangre de los mártires. ¿Qué implica este reconocimiento? «Ese compromiso de trabajar codo a codo con el Papa, exige de todos los cristianos, pero de modo especial de un cardenal, el trabajar sin miedo a la fatiga, dispuesto a darlo todo, si fuese necesario hasta la sangre, por la fidelidad al mensaje de Jesús y de su Evangelio, que nos lleva a través de la Iglesia a quien Santa Catalina de Siena denominaba «el dulce Cristo en la Tierra»: estar dispuestos con él, «cum Petro et sub Petro», a vivir el mensaje de Jesús hasta derramar la Sangre».

Por último le pedimos un saludo a la audiencia de Radio Vaticano: «A los oyentes de Radio Vaticana saludarles y decirles que recen por nosotros, de manera especial por quienes tenemos una mayor responsabilidad dentro de la Iglesia, para que seamos coherentes con nuestra fe, que seamos sencillos. No se trata de grandes honores, de conseguir puestos de responsabilidad, de honor, de gloria, no es hacer carrera, sino servicio. Cuantos más encargos te dan hacia las alturas, más tenemos que bajar, como Jesús, que vino no para ser servido, sino para servir». «Esa es nuestra misión». «Ojalá todos los bautizados seamos en el mundo de hoy seamos testigos de alegría y de esperanza en nuestro mundo porque Cristo camina y vive con nosotros, y nadie podrá robarnos esta alegría y esta esperanza».

 

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