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Ciudad del Vaticano (Martes, 30-05-2017, Gaudium Press) Durante la Misa celebrada en la Casa Santa Marta ayer el Papa Francisco hizo su primera recomendación de la semana: es preciso dejarse interpelar por el Espíritu Santo, aprender a oírlo antes de tomar decisiones.
Venid Santo Espíritu
En su homilía, Francisco recordó que esta semana que antecede la fiesta de Pentecostés, la Iglesia recomienda que los fieles recen pidiendo que el Espíritu Santo venga a los corazones, a la parroquia, a la comunidad.
Sus palabras fueron inspiradas en la Primera Lectura litúrgica de la Misa que, según él, podríamos llamar de «Pentecostés de Éfeso».
En verdad, la comunidad de Éfeso no sabía que existiese el Espíritu Santo. Eran «personas buenas, de fe», pero no conocían este don del Padre. El Apóstol San Pablo, impuso las manos sobre ellos, el Espíritu Santo se manifestó en ellos y comenzaron a hablar en lenguas.
El Espíritu Santo mueve el corazón
El Espíritu Santo, de hecho, mueve el corazón, como se lee en los Evangelios, donde tantas personas son impulsadas a aproximarse a Jesús justamente por el Espíritu Santo: Nicodemo, la samaritana, la pecadora…
El Santo Padre levantó preguntas que llevan a cuestionar el lugar que el Espíritu Santo tiene en nuestra vida:
«¿Yo soy capaz de oírlo? ¿Yo soy capaz de pedir inspiración antes de tomar una decisión o decir una palabra o hacer algo? ¿O mi corazón está tranquilo, sin emociones, un corazón fijo? Ciertos corazones, si nosotros hiciésemos un electrocardiograma espiritual, el resultado sería lineal, sin emociones. También en los Evangelios hay esas personas, pensemos en los doctores de la ley: creían en Dios, todos sabían los mandamientos, pero el corazón estaba cerrado, parado, no se dejaban inquietar».
Fe e ideología
Para el Papa, es importante dejarse inquietar, ser interpelado por el Espíritu Santo que nos permite discernir su acción y no tener una fe ideológica:
«Dejarse inquietar por el Espíritu Santo: «Eh, oí eso… ¿Pero, padre, eso es sentimentalismo?» – «Puede ser, pero no. Si usted va por la estrada justa no es sentimentalismo». «Sentí las ganas de hacer eso, de visitar aquel enfermo o cambiar de vida o abandonar eso…».
Sentir y discernir: discernir lo que siente mi corazón, porque el Espíritu Santo es el maestro del discernimiento. Una persona que no tiene esos movimientos en el corazón, que no discierne lo que ocurre, es una persona que tiene una fe fría, una fe ideológica. Su fe es una ideología, es eso».
Cuál es mi relacionamiento con el Espíritu Santo
El Santo Padre invitó a que todos se interrogasen sobre el propio relacionamiento con el Espíritu Santo:
«¿Pido que me guíe por el camino que debo escoger en mi vida y también todos los días? Pido que me dé la gracia de distinguir lo bueno de lo menos bueno? Porque el bien del mal se distingue en seguida. Pero hay aquel mal escondido, que es el menos bueno, pero esconde el mal. ¿Pido esa gracia? Esta pregunta me gustaría sembrarla hoy en el corazón de ustedes.»
Corazón travieso
Para el Papa Francisco, es preciso interrogarse si tenemos un corazón movido por el Espíritu Santo o si hacemos solamente «cálculos con la mente».
En el Apocalipsis, el apóstol Juan inicia invitando a las «siete Iglesias» a oír lo que el Espíritu Santo les dice, recuerda Francisco, recomendando:
«Pidamos también nosotros esta gracia de oír lo que el Espíritu dice a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad, a nuestra parroquia, a nuestra familia y cada uno de nosotros, la gracia de aprender este lenguaje de oír al Espíritu Santo». (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Radio Vaticano)
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