Melbourne (Viernes, 02-06-2017, Gaudium Press) La situación de grave riesgo de hambruna en el Este de África, que afecta a más de 23 millones de personas, motivó un urgente llamado a la caridad de los creyentes por parte del Arzobispo de Melbourne y Presidente de la Conferencia Australiana de Obispos Católicos (ACBC), Mons. Denis Hart. Las ayudas serán canalizadas a través de Cáritas Australia a los lugares de mayor necesidad en la región, incluyendo países como Sudán del Sur, Kenia y Malawi.
Cáritas entrega alimentos para aliviar la grave situación de hambruna en cuatro países del Este de África. Foto: Cáritas Internationalis. |
«Tristemente, ha habido muy poca cobertura en Australia de esta tragedia emergente», señaló Mons. Hart en su convocatoria. «Hoy estoy prestando mi voz y la de la Iglesia Católica en Australia para pedirles que ayuden si les es posible». El prelado recordó que una intensa y prolongada sequía ha extendido el hambre en varios países y que los organismos internacionales estiman que 1.4 millones de niños corren peligro de morir. «En solo Sudán del Sur, el 40 por ciento de la población se encuentra en urgente necesidad de alimentos, con más de 270 mil niños ahora severamente malnutridos y 100 mil personas enfrentado la inanición», alertó Mons. Hart. «Les exhorto a poner su fe en acción para asistir a los necesitados».
La red global de Cáritas está llevando asistencia de emergencia a las regiones afectadas, entregando raciones de azúcar, sal, aceite, granos y harina. Según la organización, no se tiene precedentes de una crisis que afectara de forma simultánea a cuatro países. A la sequía se suman otros componentes climáticos y el desarrollo de varios conflictos armados que acentúan la gravedad de la situación.
«La gente no tiene dinero para comprar comida, no pueden cultivar comida y las agencias de ayuda no pueden entregar suficiente comida para mantenerlos vivos», declaró Sebastián Kämpf, colaborador de Cáritas en Wau, Sudan del Sur. Desafíos como la falta de infraestructura de comunicación y la inseguridad impone una especial dificultad para las ayudas. La gravedad de la situación es a veces difícil de comunicar por no tratarse de un desastre natural con efectos inmediatos. «No es como un terremoto que mata muchas personas en un día», expuso Kämpf. «Es una muerte lenta ya que el cuerpo se hace menos capaz de resistir las enfermedades.
Con información de Arquidiócesis de Sídney y Cáritas Internationalis.
Deje su Comentario