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Pamplona (Miércoles, 07-06-2017, Gaudium Press) Los Obispos de País Vasco y Navarra en España se unieron para emitir una Carta Pastoral sobre los desafíos de la educación en el país, inspirada en el texto del salmo 15: «Me enseñarás el camino de la vida». Los Obispos presentaron la visión cristiana sobre la educación, la importancia de la libertad de los padres para elegir los contenidos de la formación de sus hijos y el apoyo estatal a los centros educativos católicos en un elaborado documento de 28 páginas de extensión. El texto busca ser un referente en el debate actual sobre la educación, un tema que «no puede dejarse al albur de modas, de vaivenes políticos ni de intereses ideológicos».
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| La educación es esencial para la sociedad y debe trascender los intereses políticos y responder a las necesidades de apoyo a los padres de familia. |
Los prelados explicaron que la tarea educativa es de carácter fundamental y por tanto es objeto de amplios debates para buscar el bien de los educandos y la construcción de la sociedad. «La Iglesia ha ofrecido durante siglos un servicio ingente en el campo educativo, de modo particular en los lugares donde se detectaba serias carencias: pobreza y exclusión, situaciones de debilidad y vulnerabilidad, niñas y niños huérfanos o migrantes», recordaron los Obispos. «La escuela católica desarrolla una función vital de ayuda a los padres en su deber de educar a los hijos», que incluye una buena preparación, la formación en virtudes y valores, y la instrucción en las enseñanzas de la Iglesia.
Los Obispos lamentaron que las políticas de educación sean consideradas objeto de intereses partidistas o ideológicos y que se propongan leyes educativas que no tienen suficiente consenso y que hacen que el tema de la educación esté en permanente debate. Los prelados exigieron la «libertad de elección» de los padres de familia «para educar a sus hijos de acuerdo a sus principios y convicciones», tal como está amparado en los acuerdos internacionales y que hoy se encuentra en riesgo en el país.
La carta defiende la financiación pública de los colegios católicos, lo cual «no constituye ningún privilegio, sino que es expresión de la libertad de educación que defiende justamente nuestro ordenamiento jurídico». Además, los Obispos defendieron la asignatura de Religión, la cual «educa al niño y al joven en una dimensión que le es profundamente connatural, pues el ser humano no solo es ser racional y social, sino también constitutivamente religioso y trascendente». La formación que se ofrece en esta clase es un conocimiento de gran importancia en una cultura esencialmente cristiana y se evalúa como tal, no como una pretendida medida de la fe del alumno, por cuanto «es una asignatura académicamente equiparable a las demás asignaturas y válida también para los no creyentes».
La Carta Pastoral tocó otros temas sensibles de la educación, como lo es la formación sobre temas afectivos, la cual debe estar basada en una «antropología adecuada, libre de ideologías que, en palabras del Papa Francisco, ‘la colonizan'», que reconozca la vocación de la persona a la felicidad de acuerdo a su naturaleza. Esta visión es contraria a la ideología de género, que «construye una antropología incompatible con la comprensión cristiana del ser humano porque anula la reciprocidad y complementariedad del varón y de la mujer inscrita en la naturaleza humana y concibe una separación radical entre sexo y género, donde el sexo no posee ninguna significación personal y el género no tendría ninguna raíz biológica: sería una mera construcción cultural».
Con información de Alfa y Omega.
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