Ciudad del Vaticano (Miércoles, 07-06-2017, Gaudium Press) En su reflexión, en la homilía durante su Misa diaria en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, el Papa Francisco habló sobre la «hipocresía» entre los doctores de la Ley. Francisco afirmó que ellos eran hipócritas porque pensaban una cosa y decían otra:
«La hipocresía no era el lenguaje de Jesús y tampoco debe ser el de los cristianos. Luego su lenguaje debe ser verdadero. Por eso, advirtió a los fieles sobre las tentaciones de la hipocresía y la adulación. Un cristiano no puede ser hipócrita y un hipócrita no es cristiano. El hipócrita es siempre un adulador, quien más, quien menos».
La adulación es la debilidad del adulado
El Papa recordó que los Doctores de la Ley buscaban adular a Jesús. Por este motivo fue que Jesús los llamaba hipócritas. La adulación es el camino de los hipócritas, ellos no dicen la verdad, buscan aumentar, exagerar, incentivar la vanidad.
La adulación es la debilidad del adulado. Jesús, al contrario, hace ver la realidad – la realidad es la verdad- que es lo contrario de la hipocresía.
La adulación del hipócrita comienza con una mala intención. Era el caso de los Doctores de la Ley, que colocaban a Jesús a prueba, comenzando con la adulación y, después, haciéndole la pregunta: ¿»Es justo pagar al César»?
Francisco explicó esa situación: «El hipócrita tiene dos caras. Pero, Jesús conociendo su hipocresía, dijo claramente: ‘¿Por qué ustedes me ponen a prueba? Tráiganme una moneda, quiero verla. Así Jesús responde siempre a los hipócritas y responde concretamente a la realidad de las ideologías».
Jesús pidió de ellos la realidad, algo bien diferente de la hipocresía. Constreñidos, ellos entregan la moneda a Jesús y Él les responde con sabiduría, a partir de la imagen de César cuñada en la moneda: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
El lenguaje del hipócrita
El Papa quiso reflexionar además sobre el lenguaje de la hipocresía. Y él la definió como siendo el lenguaje del engaño; el mismo lenguaje de la serpiente con Eva.
Todo comienza con una conversación llena de adulaciones que buscan anestesiar a la persona para después destruirla. Y eso va a tal punto que la finalidad es «extirpar la personalidad y el alma de una persona».
Cuando hay hipócritas en una comunidad ella corre un gran peligro, un peligro terrible, dijo Francisco, que además de eso, exhortó a los fieles a seguir los consejos de Jesús: «Que su modo de hablar sea «sí, sí, «no, no».
Y, por último, el Papa afirmó, con amargura, que la hipocresía mata a la comunidad cristiana y hace gran mal a la Iglesia. Y advirtió a aquellos cristianos que tienen este comportamiento pecaminoso, que mata:
«El hipócrita es capaz de matar una comunidad. Habla con docilidad, pero juzga brutalmente a las personas. El hipócrita es un asesino, pues comienza con la adulación. Al final, utiliza el mismo lenguaje del diablo para destruir las comunidades».
Pidamos, dijo Francisco, la gracia «de jamás ser hipócritas, sino que sepamos decir la verdad. Si no podemos decirla, callemos. Lo importante es nunca ser hipócritas». (JSG)
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