La Spezia – Liguria (Lunes, 12-06-2017, Gaudium Press) La Iglesia Católica cuenta con una nueva beata. Se trata de Itala Mela, laica mística y oblata benedictina, quien se convirtió en testimonio de la dimensión trinitaria de la vida cristiana. La ceremonia de beatificación, presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ocurrió el sábado 10 de junio – víspera de la fiesta de la Santísima Trinidad- en La Spezia, Italia, ciudad natal de la beata.
«La conciencia que la Trinidad habita en su alma la llevó no solo a realizar los votos clásicos de pobreza, castidad y obediencia, sino también aquel de la vida eremítica y de total abandono a la divina providencia. Itala no quería más pertenecer. Quería ser toda de Dios, como hija obediente del Padre, discípula fiel de Cristo, tabernáculo del Espíritu Santo», comentó el Cardenal Amato en entrevista con Radio Vaticano.
Es precisamente ese amor a la Santísima Trinidad que condujo a Itala a ser testimonio de la dimensión trinitaria de la vida cristiana. Al respecto se refirió también el purpurado: «La intensa caridad trinitaria la vertía sobre el prójimo necesitado con delicadeza, dulzura y eficacia. Además de la oración y el consejo, Itala, pese a las condiciones económicas poco prósperas, era generosa en la caridad, ayudando a los indigentes con colectas de dinero, ofreciéndoles vestido y comida, ayudándoles en la solución de tantos problemas de la vida cotidiana».
Itala Mela era laica y oblata benedictina. Su testimonio de santidad estuvo ligado a la Santísima Trinidad / Foto: diocesilaspezia.it. |
De acuerdo con el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el testimonio de vida de la beata recuerda el llamado, muy actual, que todos los bautizados tienen a la santidad: «La llamada universal a la santidad vale no solo para los sacerdotes y los consagrados, sino también para los fieles laicos, que si viven con autenticidad su bautismo, pueden convertirse en protagonistas de la nueva evangelización. La sociedad tienen necesidad de la santidad laical en cada sector de su múltiple realidad: en la educación, en la familia, en la comunicación social, en la economía, en el deporte, en el mundo del trabajo, en la política. Con la beata Itala Mela la Iglesia ofrece un mensaje de confianza en la posibilidad del laicado no sólo de vivir plenamente la santidad cristiana, sino de ser artífices y protagonistas de la renovación cultural y espiritual de la sociedad».
Itala Mela nació el 28 de agosto de 1904 en La Spezia, Italia. Hija de Pasquino Mela y Luigia Bianchini, quienes eran profesores ateos. Fue gracias a sus abuelos, con quienes pasó gran parte de su infancia, que recibió la fe, preparándose para recibir la Primera Comunión y la Confirmación, sacramentos que recibió en mayo de 1915.
Tras la muerte repentina de su hermano Enrico, cuando tan solo contaba con 9 años, el 27 de febrero de 1920. Itala se aleja de la fe entrando en el ateísmo, pero gracias a una vivencia personal en 1922, durante la fiesta de la Inmaculada Concepción, vuelve a descubrir a Dios profundizando la fe cristiana, al punto de hacer propio el lema «Señor, te seguiré hasta en la oscuridad, hasta la muerte».
En su tiempo de universitaria, año 1923, se une a la Federación de Universitarios Católicos Italianos (FUCI), a la que pertenecía también Giovanni Battista Montini, futuro Papa Pablo VI; y unos años después, en 1928, experimenta su primera visión de Dios, viéndolo como un haz de luz en el tabernáculo. Experiencias místicas que se repiten a lo largo de su vida.
Su profesión como oblata benedictina la realizó el 4 de enero de 1933 en San Pablo Extramuros, Roma. Desde allí, además de los votos de pobreza, castidad y obediencia, asume el compromiso de difundir la verdad de la inhabitación de la Santísima Trinidad en el alma, tomando el nombre de María de la Trinidad.
Muere el 29 de abril de 1957. En 1983 sus restos son trasladados a la Catedral de La Spezia.
Con información de Radio Vaticano y catholic.net.
Deje su Comentario