viernes, 22 de noviembre de 2024
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Todos somos amados, incluso sin merecerlo, dice el Papa Francisco

Ciudad del Vaticano (Jueves, 15-06-2017, Gaudium Press) La parábola del Hijo Pródigo y la necesidad que todos nosotros tenemos de ser amados fue lo que sirvió de inspiración y tema para las palabras proferidas por el Papa Francisco en la catequesis de la Audiencia General de ayer.

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Todos somos amados, incluso sin merecerlo

Delante de cerca de 20 mil personas reunidas en la Plaza San Pedro el Papa afirmó, al inicio de sus palabras: «Nadie puede vivir sin amor y no debemos creer que el amor deba ser merecido, que si no somos bellos, atrayentes y fuertes, nadie pensará en nosotros».

Dentro de la temática escogida, Francisco dio continuidad a su pensamiento cuestionando:

«Los narcisismos del hombre nacen de su soledad; ¿es posible que nadie esté dispuesto a querer bien gratuitamente a otra persona?» Y él mismo respondió advirtiendo: «No sería un mundo, sino un infierno…».

Francisco continuó con su catequesis destacando que «por detrás de tantas formas de odio social y delincuencia, existe casi siempre un corazón no-reconocido. No hay niños o adolescentes malos, sino personas infelices», resaltó, recordando además que «un intercambio de miradas abre las puertas del corazón».

El Amor de Dios, antes que todo

Para Francisco, solamente la experiencia de dar y recibir amor nos hace felices, pero, debe ser un amor como el que Dios tiene por nosotros: un amor que viene antes que todo y que no es condicionado. Dios no nos ama por alguna razón, sino nos ama porque Él mismo es amor y el amor tiende, por naturaleza, a difundirse, a donarse.

Citando a San Pablo, el Papa explicó que «la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando éramos aún pecadores», o sea, estamos alejados, distantes, como el Hijo Pródigo del Evangelio narrado por el Evangelista Lucas: «Cuando todavía estaba lejos, su padre lo avistó y fue tomado de compasión».

En Jesús fuimos amados

«¿Quién de nosotros ama de esta manera, sino un padre o madre? Las madres continúan queriendo a sus hijos incluso cuando están encarcelados, nunca dejan de sufrir por ellos y los aman aún siendo pecadores. Dios hace lo mismo con nosotros: ¡somos sus hijos amados!».

«Es en Jesús que fuimos queridos, amados, deseados; Él imprimió en nosotros una belleza primordial que ningún pecado o elección equivocada en la vida puede cancelar».

Remedio para curar a una persona infeliz

Dirigiéndose a los fieles Francisco preguntó: «para curar el corazón de una persona infeliz, ¿cuál sería el remedio?»
Y el Papa mismo respondió:

«Es preciso antes que todo abrazarla, para que sienta que es deseada, que es importante, y dejar de ser triste. Amor llama amor. Jesús no murió y resucitó para sí mismo, sino por nosotros, para que nuestros pecados sean perdonados. Así, es tiempo de resurrección para todos: es hora de salvar a los pobres de ánimo, principalmente aquellos que yacen en el sepulcro hace mucho más que tres días. Sopla aquí, sobre nuestros rostros, un viento de liberación; germina aquí el don de la esperanza, la del Dios-padre que nos ama siempre y como somos, buenos o malos». (JSG)

(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Radio Vaticano)

 

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