En el Ángelus dominical, el Papa comentó el discurso misionero de Jesús

Ciudad del Vaticano (Lunes, 03-07-2017, Gaudium Press) En el primer Ángelus de este mes de julio, el Papa comentó el «discurso misionero de Jesús», contenido en el capítulo 10 del Evangelio de San Mateo. Los Ángelus dominicales serán la única actividad pública del Pontífice en este mes, de verano europeo.

En el pasaje evangélico meditado (Mt 10, 37-42), el Señor instruye a los apóstoles antes de enviarlos por primera vez en acción apostólica a Galilea y Judea, y de esa enseñanza el Papa destaca «dos aspectos esenciales para la vida del discípulo misionero: el primero, que su vínculo con Jesús es más fuerte que cualquier otro vínculo; el segundo, que el misionero no se lleva a sí mismo, sino a Jesús, y a través de Él, el amor del Padre Celestial. Estos dos aspectos están conectados, porque cuanto más Jesús está en el centro del corazón y de la vida del discípulo, más este discípulo es «transparente» a su presencia. Van juntos, ambos».

Nada puede ser antepuesto al amor al Señor: ««El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí…» (v. 37). El afecto de un padre, la ternura de una madre, la dulce amistad entre hermanos y hermanas, todo esto, aun siendo muy bueno y legítimo, no puede ser antepuesto a Cristo».

El Santo Padre llega a acomodar la conocida expresión del Génesis: «Tal vez la primera pregunta que debemos hacer a un cristiano es: ¿Tú te encuentras con Jesús? ¿Le rezas a Jesús? La relación. Casi se podría parafrasear el libro del Génesis: Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a Jesucristo, y serán una sola carne. (cf. Gn 2,24)».

El Pontífice encontró una sublime reciprocidad: «Hay una reciprocidad también en la misión: si tú dejas todo por Jesús, la gente reconoce en ti al Señor; pero al mismo tiempo te ayuda a convertirte cada día a Él, a renovarte y purificarte de los compromisos, y a superar las tentaciones. Cuanto más un sacerdote sea cercano al pueblo de Dios, más se sentirá cercano a Jesús, y cuanto más esté cercano a Jesús, tanto más se sentirá cercano al pueblo de Dios». Y concluyó su meditación pidiendo a la Virgen acresciente el amor a Jesús.