Redacción (Martes, 04-06-2017, Gaudium Press) Reproducimos a continuación el artículo del Padre Leandro Bonnin, párroco en la Diócesis de San Roque en el Chaco, Argentina, publicado originalmente en Infocatolica, sobre consejos para ser un buen adorador de Jesús Eucaristía:
Hace casi un año iniciamos la Adoración Eucarística perpetua en la comunidad de la que soy Párroco. Gracias a Dios, los frutos de esta iniciativa no dejan de notarse, y tengo la certeza de que Jesús Resucitado seguirá transformando cada día más a cada uno de los que se postren ante Él.
A la vez, iniciar la Adoración me hizo más consciente de la necesidad de una Catequesis sobre la oración. Me encontré con que muchos hermanos no habían sido educados en la vida de diálogo con el Señor, y también con el hecho de que yo mismo no tenía «aceitada» una pedagogía de la oración.
Como fruto de esta búsqueda, he ido elaborando a lo largo de este tiempo algunos textos sencillos para ayudar a mis ovejas a aprovechar su Hora Santa. Evidentemente que se puede decir mucho más, y que se puede ser más preciso o profundo… pero creo que estos consejos pueden ayudar a más de uno, especialmente a quienes se acercan por primera vez a esta experiencia.
Consejos al llegar a la Capilla de Adoración
– Arrodíllate con las dos rodillas, si puedes hacerlo, al ingresar. Que el gesto de tu cuerpo sea expresión de tu amor y tu adoración. Inclina la cabeza con respeto.
No comiences inmediatamente el Rosario u otra práctica de piedad. Permanece unos instantes arrodillado en el banco o sentado, mirando la Hostia Consagrada y dejándote mirar por Aquel que dio la vida por ti.
En lo posible, deja el reloj y el celular apartado, para que no te distraigas mirando qué hora es. Te sorprenderás algunos días cuando llegue el siguiente adorador.
Recuerda que puedes adorar sentado, de rodillas o de pie. Si estas solo, puedes incluso postrarte en tierra. Lo importante es que el cuerpo no sea un obstáculo a tu oración, sino que también adore. Algunas veces llegarás un poco agitado a la capilla, y es bueno que te serenes y que respires de manera honda y pausada, para detenerte y poder entrar mejor en la intimidad con el Señor. Otros días llegarás cansado, y vivirás tu encuentro con Jesús como un «descansar junto a Él», a modo del discípulo amado que reclinaba su cabeza en el pecho del Señor.
Si estás con otras personas, procura no ser para ellos motivo de molestia o distracción. Evita hacer ruidos innecesarios, así como comentarios inoportunos.
Para entrar en la presencia de Jesús, invoca al Espíritu Santo, Maestro interior de oración. También puedes hablar a la Virgen María y pedirle que te introduzca en la intimidad con el Señor.
Consejos para rezar el Santo Rosario ante Jesús Eucaristía
Haz bien los gestos iniciales: la señal de la Cruz, el golpe en el pecho al pedir perdón, etc. Esos gestos también son oración.
Anuncia el misterio que vas a contemplar, aunque estés solo, y antes de comenzar con los padrenuestros y avemarías, medita un instante en la frase bíblica que se propone.
Reza con calma, no te apresures. El Padrenuestro y la primera parte del Avemaría son palabra bíblica, por lo tanto, son Palabra de Dios, palabra que santifica.
Saborea cada frase, mientras en tu corazón piensa en Jesús y en el momento de su vida que contemplas.
Mientras rezas el Rosario, mira muchas veces a Jesús en la Hostia, e intercala entre misterio y misterio la jaculatoria: «Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar: sea por siempre bendito y alabado».
Consejos para hacer la lectura y meditación del Evangelio
Te aconsejo leer y meditar en tu Hora Santa el EVANGELIO DEL SIGUIENTE DOMINGO, o bien, el del Domingo anterior. Esto te ayudará a vivir y/o prolongar la celebración de la Misa del Día del Señor, y así obtener más fruto de ella.
Es bueno que puedas leer el Evangelio directamente de la Biblia y no del celular o de otro folleto. Al abrir la Biblia, hazlo con respeto y reverencia. Al finalizar la lectura del texto, puedes besar el libro santo.
Recuerda que la Biblia es Palabra de Dios, es decir, del mismo Jesús que está presente en la Hostia Consagrada. Por lo tanto, cuando haya en los textos frases que dice Jesús, imagina que están saliendo de la Hostia Consagrada, directo a tu corazón.
Pide al Espíritu Santo que descienda abundantemente en tu inteligencia para que puedas comprender, y en tu corazón para que se inflame en un amor cada día más intenso por Jesús, en deseos de obedecer su Palabra, en la decisión de cambiar.
Lee el texto no sólo una vez, sino dos o tres veces. En la tercera lectura, detente en las palabras que más te llaman la atención: alguna acción de Jesús, algún detalle de la narración, algún gesto.
Para obtener un fruto abundante de ese momento, puedes hacer tres preguntas al texto:
¿Qué dice?: es decir, cuál es el sentido original de las palabras del evangelista y de Jesús en el contexto en que fueron escritas y dichas. Si es un relato, imagina los lugares, los rostros, las personas… entra allí mismo. Éste paso requiere una LECTURA atenta y pausada.
¿Qué ME dice?: este segundo momento consiste en una MEDITACIÓN, una reflexión orante, donde puedes preguntarte y preguntar a Jesús qué mensaje contiene para tu vida en la actualidad. Qué aspectos de tu vida cotidiana son iluminados por esa Palabra. Que sentimientos o actitudes sientes que el Señor te invita a mejorar. Que decisiones inspira en ti.
¿Qué LE digo?: luego de escuchar y de pensar, un tercer momento es responder a Jesús con una ORACIÓN, que brota del texto mismo. Esta oración la hará brotar el mismo Espíritu Santo que inspiró la Sagrada Escritura. Habla a Jesús con confianza, a veces agradeciendo, otras pidiendo perdón, otras entregando, otras simplemente alabándolo. Para este momento puedes usar también los Salmos (en las Biblias te indica si un salmo es de acción de gracias, de perdón, etc.) o algún canto que exprese lo que en ese momento esté en tu alma.
El momento final es dejar el corazón serenamente ante Jesús, en silencio; CONTEMPLAR a Aquel que es la Palabra de Dios hecha Carne y presente en la Hostia.
Cada uno de nosotros será llevado por el Dios Uno y Trino a vivir una mayor intimidad. Es preciso ser dóciles, para que ese tiempo sea un inicio de la Contemplación y Adoración que viviremos en la Jerusalén Celestial.
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