Ciudad del Vaticano (Martes, 04-07-2017, Gaudium Press) El caso de Charlie Gard, el bebé a quien se cesará el tratamiento médico por orden judicial en Inglaterra y a cuyos padres se les negó la posibilidad de proseguir su búsqueda de terapias para salvarle la vida, conmovió al Hospital Bambino Gesú, propiedad de la Santa Sede. En un anuncio inesperado, su Presidenta, Mariella Enoc, declaró que el centro estaría dispuesto a acoger al infante por el resto de su tiempo de vida.
Charlie Gard, el bebé a cuyos padres se les impide proporcionar más tratamientos médicos. Foto: Charlie’s Fight |
«Estamos cerca de sus padres en la oración y, si lo desean, dispuestos a acoger a su niño en nuestra estructura, por el tiempo que le quede de vida», indicó Enoc, según informó Vatican Insider. «Le pregunté al director sanitario que verifique con el Great Ormons Street Hospital de Londres en donde se encuentra hospitalizado el recién nacido, si existen las condiciones sanitarias para un eventual traslado de Charlie a nuestro hospital». La Presidenta expresó que es consciente de la ausencia de tratamientos eficaces para su condición, «severo síndrome infantil de encefalopatía mitocondrial», pero recordó el compromiso del Hospital con la defensa de la vida como un compromiso de amor.
Además del ofrecimiento de ayuda material, los creyentes se han unido en oración por el bebé y sus padres, quienes llevaron a cabo una ardua defensa legal de su derecho a buscar alternativas de tratamiento. En el templo de Santa María en Ara Coeli en Roma se llevó a cabo una Hora Santa por la salud de Charlie, seguida de una vigilia y el rezo del Santo Rosario en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. El Papa Francisco expresó en un comunicado oficial que sigue el desarrollo del caso «con afecto y emoción» y que ora por los padres del pequeño, «con la esperanza de que su deseo de acompañar y cuidar a su propio hijo hasta el final no sea ignorado».
El caso ha generado una notable controversia por el hecho de que las autoridades judiciales británicas han sido quienes tomaron la decisión de cesar el tratamiento médico al infante por encima de la voluntad de los padres, y se negó a estos incluso la posibilidad de llevar al niño a casa para esperar el final de su vida. Si bien la moral católica no obliga al tratamiento de los paciente cuando las acciones médicas serían desproporcionadas frente a las posibilidades reales de beneficio e incluso invita a aceptar la muerte como una parte natural de la vida y como el momento del encuentro con Dios, normalmente deja en manos de los familiares la decisión sobre lo que se considera desproporcionado. El hecho de que los fondos para un eventual tratamiento provienen de donaciones privadas ha motivado críticas adicionales a la intervención estatal.
Con información de Vatican Insider y Crux.
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