Redacción (Viernes, 07-07-2017, Gaudium Press) La historia de San Marcos Ji Tianxiang bien podría ser una de las más peculiares del Santoral católico. Dios le concedió el don del martirio en la persecución de 1900 en China y le abrió las puertas del Paraíso como lo hizo Jesús a San Dimas en la cruz. Este Santo logró la meta a pesar de padecer una grave adicción al opio y por esta causa haber sido alejado de la Sagrada Comunión durante 30 años. No hay nada imposible para Dios.
Mártires de China. Foto: Holy Transfiguration Monastery, Brookline, MA |
San Marcos Ji Tianxiang nació y fue educado en una familia cristiana y llegó a ser una figura notable dentro de la comunidad católica local. Ejerció la medicina y atendió sin cobrar a los más necesitados. Sin embargo, un tratamiento con opio para una grave afección digestiva le dejó una adicción que no consiguió superar y que le mereció el rechazo en su comunidad.
Sin perder la práctica religiosa en ningún momento, el médico acudía regularmente al sacramento de la Confesión. Al no tenerse en su época la noción de la adicción física como enfermedad, finalmente el sacerdote aplicó al adicto la disciplina habitual del Sacramento: si no conseguía alejarse del pecado que confesaba reiteradamente debía abstenerse de acudir al Sacramento por no reunir las condiciones necesarias. Por este motivo, durante 30 años, Tianxiang tuvo que abstenerse de comulgar, sin que por este motivo dejara de asistir a la iglesia. Durante este tiempo, oró por el don del martirio, el único camino que podía reconocer para salvar su alma.
Dios escuchó su oración finalmente, y durante la persecución religiosa de 1900, los rebeldes Boxer atacaron a los creyentes y apresaron a docenas de fieles entre quienes se encontraba el Santo, su hijo, seis nietos y dos nueras. Contrario a lo que podría esperarse de una figura tan contradictoria, la fe de Tianxiang no falló en la prueba, sin ceder ante las amenazas ni las torturas. Pidió ser asesinado al final, de forma que ninguno de sus familiares tuviera que padecer sin apoyo. Estuvo al pie de sus parientes y cantó la Letanía de la Santísima Virgen para acoger su propio martirio.
Su fiesta, junto a 120 mártires chinos, se conmemora el día 09 de julio.
Con información de Aleteia.
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