Ottawa (Sábado, 08-07-2017, Gaudium Press) El Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá, Mons. Douglas Crosby, redactó una carta de tres páginas de extensión a la Ministros de Asuntos Exteriores del País, Chrystia Freeland, en la cual criticó los términos empleados por la funcionaria en un discurso a la Cámara de Comunes y refutó con claridad la calificación del aborto como un supuesto «valor canadiense». «Si la política exterior de Canadá necesita una base estable, no puede ser ésta la defensa del aborto y los ‘derechos sexuales reproductivos'», declaró el prelado en su comunicación. «Y si la dignidad de la mujer va a tener un fundamento moral universal, éste no puede estar basado en principio que pasan por encima de los derechos del niño no nacido».
Mons. Douglas Crosby, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá. Foto: Diócesis de Hamilton. |
La Conferencia de Obispos indicó que comparte la preocupación por el respeto a los derechos de las mujeres, pero calificó los términos empleados por la funcionaria como «erróneos, confusos y desorientados». Pretender que la promoción del aborto se encuentre «en el núcleo» de la diplomacia canadiense fue señalado como algo inaudito. «No existe precedente que apoye una afirmación tal», expresaron los prelados. «De hecho, usted ofreció muchos ejemplos en su discurso de una tradición de política exterior canadiense marcada por las metas de la paz internacional, el justo orden, el libre comercio, la ayuda externa y la estabilidad global». Los Obispos señalaron que el aborto vulnera gravemente los derechos de las mujeres, tanto a través de su eliminación directa en el vientre (incluso motivado por el hecho mismo de ser mujeres) como a través de las graves consecuencias que acarrea para las mujeres que se someten a él.
El considerar el aborto como un «valor canadiense» tampoco tiene ningún sustento para los Obispos, quienes señalaron la jurisprudencia de la Corte Suprema local que rechaza que pueda ser considerado como un supuesto derecho. Exportar el aborto a través de la política exterior contradice las palabras de la propia ministro en su discurso, quien afirmó que «claramente no es nuestro papel imponer nuestros valores en todo el mundo» y que «nadie ha sido nombrado policía del mundo». A pesar de estas palabras, la ministro apoya la participación en el Consejo de Seguridad de la ONU, basada en «nuestro deseo de ser escuchados» y difundir lo «valores nacionales ampliamente defendidos».
«¿Qué pasó con la larga tradición de Canadá de respetar las culturas, los valores e historias, incluyendo las diferentes tradiciones religiosas y morales», cuestionó la carta. «¿Ha olvidado Canadá que para una población considerable (tanto en Canadá como fuera de ella) el niño no nacido es valorado como un ser humano creado por Dios y digno de vida y amor?». Los prelados cuestionaron que se clasifique el aborto como núcleo de la política exterior cuando no existe una base legal para esto y cuando es «completamente contrario a las convicciones profundamente defendidas de muchos».
Los Obispos denunciaron que el compromiso del Primer Ministro con la ideología feminista justifique un aporte gubernamental de $650 millones de dólares para la promoción del aborto en el mundo en el mes de marzo mientras que colaboró con apenas $119 millones para aliviar la grave falta de alimentos en Sudán del Sur, Yemen, Noreste de Nigeria y Somalia. «Una diferencia de $530.75 millones», se lamentaron los prelados. «La ONU, minetras tanto, estaba calificando la situación en esas regiones como la más grande crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, con 20 millones de personas en riesgo de inanición».
Con información de CCCB
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