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Catamarca (Viernes, 21-07-2017, Gaudium Press) En una emotiva ceremonia, la venerada imagen de Nuestra Señora del Valle en San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina, fue bajada de su Camarín para las exequias de Rina del Valle Quiroga, la mujer consagrada de 92 años de edad que durante más de 15 años fue encargada de la confección de los mantos de la imagen y el ornato del Santuario. La celebración fue presidida por Mons. Luis Urbanc, Obispo de Catamarca.
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| La hermana de la fallecida consagrada Rina del Valle Quiroga abraza la venerada imagen tras la liturgia de exequias en el Santuario de Nuestra Señora del Valle. Foto: AICA. |
«La Virgen me ha orientado para que le haga la ropa, yo nunca pensé hacerle un traje para mi Madre; ella es la perfección que Dios creó y nunca se me ocurrió o pasó por la cabeza esa tarea», explicó la consagrada hace cinco años en una entrevista de prensa divulgada por el informativo El Ancastí. «Además no sabía bordar, pero tomé coraje y lo hice y lo logré, no sé cómo, porque yo los veo terminados y digo ‘¿eso hice yo?’, porque no me acuerdo». La singular tarea fue parte de las labores de la mujer que fue consagrada hace más de 26 años por el entonces Obispo de Catamarca, Mons. Elmer Miani.
Después de una grave enfermedad la consagrada falleció, motivando una notable convocatoria de familiares, amigos y devotos, así como las instituciones y movimientos asociados a la veneración de Nuestra Señora del Valle. «Hoy despedimos a un justo, a alguien que vivió en la presencia de Dios, que amó entrañablemente a Dios y lo expresó a través del amor a la Virgen, a tal punto que esa imagen -que ella tanto cuidó y a la que se consagró durante 25 años- está acá, en el presbiterio», predicó Mons. Urbanc. El prelado destacó el ejemplo de la «costurera» de la Virgen como inspiración para «ser santos, servidores y vivir la fe con alegría y esperanza».
El Obispo confió en la presencia de la consagrada ante Dios y su encuentro con la Santísima Virgen en persona después de una vida a su servicio. «Ella está en paz y porque ella está en paz, nosotros tenemos paz. Pidamos a Rina que desde el Cielo nos ayude a amar más y mejor cada día, con fidelidad», expresó. «nosotros llevamos la vida de oración, de entrega, de trabajo que tuvo Rina podremos ser fieles. Donde hay amor nadie se excusa, éste es el legado que nos deja nuestra querida Rina».
Después de la liturgia y antes de que la venerada imagen fuera puesta nuevamente en su lugar de honor en el Santuario, el Obispo la acercó a la hermana de la difunta para que ella la pudiera abrazar y hallar consuelo en la Madre de Dios en medio de su duelo. La multitud de fieles despidió a la consagrada en su camino a su sepultura mientras repicaban las campanas del Santuario en honor de la servidora.
Con información de AICA.
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