Ciudad de México (Viernes, 04-08-2017, Gaudium Press) La Conferencia del Episcopado Mexicano emitió una declaración con motivo del fallecimiento del sacerdote José Miguel Machorro Alcalá, atacado en Catedral el pasado 15 de mayo. Tras una prolongada estancia en cuidados intensivos, el presbítero ya había sido transferido a cuidados de menor nivel, pero su recuperación antecedió en realidad su muerte, como sucede en ocasiones con pacientes en estado terminal.
Catedral Metropolitana de México, donde fue agredido el P. José Miguel Machorro. Foto: Paola Farrera. |
«En estos momentos de tristeza y consternación, dirigimos nuestra mirada al Buen Pastor Jesucristo, quien nos confiere el don de la reconciliación para perdonar a quienes nos ofenden», comentaron los Obispos. «Por nuestra fe sabemos que la muerte no es el final, y que el amor destruye la muerte, porque la esperanza es la victoria frente a la desesperación».
Por su parte, el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México y en cuya Catedral fue atacado el sacerdote, dio la noticia de la muerte del P. Machorro, «este jueves 3 de agosto, en punto de las 12:36 horas, luego de haber padecido un doloroso proceso tras el cobarde ataque que sufrió el pasado 15 de mayo en la Catedral de México». El Cardenal oró para que » el Dios de la vida lo tenga ya en su presencia y que Santa María de Guadalupe dé consuelo y fortaleza a todos los fieles que han padecido junto con él este lamentable hecho, especialmente a sus familiares, que hoy sufren esta irremediable pérdida que a todos nos duele en lo más profundo».
La Diócesis de Papantla se unió de forma especial al luto por el sacerdote, oriundo de esta población. «Ofrecemos nuestra humilde oración para que Dios conceda la vida eterna al padre José Miguel quien ha pasado a mejor vida, pues para quienes creemos en Cristo la vida no se acaba, sino que se transforma», afirmó el Obispo, Mons. José Trinidad Zapata. «Rogamos también al Creador que a todos los familiares del Padre José Miguel el Señor les conceda el consuelo de la fe y la esperanza para seguir adelante su vida. Pedimos a Dios que, por medio de Cristo, Príncipe de la paz, toque el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte, que les dé el don de la conversión». Finalmente imploró «que el Padre José Miguel goce del premio prometido a los trabajadores del Evangelio».
Con información de SIAME y CEM.
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