Lima (Viernes, 04-08-2017, Gaudium Press) El Secretario para los seminarios de la Congregación del Clero estuvo en Lima, presentando las nuevas líneas de formación sacerdotal. Allí concedió una entrevista al equipo de comunicaciones del Arzobispado de Lima.
«Es una gran alegría haber compartido con tantos formadores y directores del Perú los aspectos positivos, los retos que ellos experimentan. Y cómo la Santa Sede, la Congregación del Clero, el Papa Francisco, el Cardenal Stella y su servidor, estamos en verdadera comunión y sintonía con sus preocupaciones; pero también con su sabiduría y su trabajo, de tal manera que trabajemos en armonía y en comunión todos en la Iglesia».
Perú, pueblo de esperanza
Agradeció al Señor que en el Perú haya un buen grupo de sacerdotes formadores y rectores, cuyo ministerio es de 24 horas rezando y trabajando todos los días para formar buenos pastores.
«Que se generen y se formen más futuros formadores para que esta pastoral presbiteral sea una pastoral prioritaria, porque un buen sacerdote multiplica las bendiciones, las gracias de Dios para todo el pueblo de Dios».
Asimismo, comentó que en la próxima visita a nuestro país el Papa Francisco vendrá a reafirmar que el Perú es un pueblo de esperanza.
«El Papa Francisco, que es un Papa de la esperanza, va a tener una sintonía perfecta con el corazón de todos los peruanos, que son corazones llenos de amor, de esperanza y de fe».
La familia es el primer seminario
En otro momento de la entrevista animó a los fieles a seguir orando y colaborando en la formación del futuro sacerdote.
«Colaboren en todo lo que es pastoral vocacional, en la animación de que los jóvenes vayan creciendo como buenos cristianos, de tal manera que en un momento determinado sean sensibles a escuchar el llamado de Dios para consagrar sus vidas al servicio de los demás».
Se dirigió también a los padres, a quienes exhortó a seguir realizando su labor de buenos papás, formadores y educadores en la familia, «porque la familia es el primer seminario, ahí aprendemos a orar, aprendemos el respeto, aprendemos a responder con generosidad a las necesidades de los demás, aprendemos a no pensar en nosotros sino en los demás y sobre todo aprendemos a relacionarnos con Dios en la vida diaria».
Con información de la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Lima
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