Redacción (Martes, 22-08-2017, Gaudium Press) Cuenta la tradición que un día el Santo de Hipona vio a un niño sacando con un cubo agua del mar que arrojaba en un hoyo, pues quería vaciar allí todos los océanos. Imposible, le dijo San Agustín. ‘Más imposible es querer meter en tu cabeza el misterio de la Trinidad’, le respondió el niño, quien desapareció.
Entretanto, a pesar de también ser ‘un mero hoyo finito donde no cabe el mar’, la mente de Santo Tomás mucho albergó de lo que es la Santísima Trinidad. Exploremos algo de eso.
Lienzo Las Dos Trinidades, de Francisco Camilo. Museo de Navarra |
¿Tres Personas Divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero un solo Dios? Es un misterio, que ha sido revelado: La realidad de la Trinidad «está de muchas maneras expresada en la Sagrada Escritura. Por ejemplo, cuando nos habla de la existencia en Dios de tres individuos distintos, subsistentes e incomunicables, Padre, Hijo y Espíritu Santo, manifiestamente afirma la existencia de personas en Él. Y de igual manera, en los nombres equivalentes o expresiones personales con que manifiesta las relaciones de aquéllas entre sí (Cfr. Jn 10,30; Jn 15,26; Jn 17, 5; etc.)» (1)
Hemos visto en anterior nota, que en Dios existen dos y sólo dos procesiones inmanentes: la primera la del entendimiento divino, que genera el Verbo, y la segunda la procesión de amor en la que el Padre y el Hijo espiran al Espíritu Santo, que es el ‘Amor Espirado’. Así como en el hombre existen dos facultades espirituales, el entendimiento y la voluntad, así en el Ser Divino existe Entendimiento y Voluntad, y de los actos de ellos proceden el Hijo y el Espíritu Santo.
De esta manera lo recuerda el P. Manuel Cuervo:
«La acción de entender es principio del origen divino según el cual procede el Verbo del entendimiento del Padre, y tiene razón de verdadera generación. Y la acción de amar es principio del origen inmanente al mismo Dios según el que procede el Espíritu Santo del amor mutuo del Padre y del Hijo, que lo espiran conjuntamente, el cual no es generación. Luego no existiendo en Dios más acciones inmanentes que la de conocer y de amar, así tampoco hay en Él más de dos orígenes o procesiones reales dentro del mismo Dios» (2)
De estas dos procesiones divinas inmanentes surgen cuatro relaciones reales.
Expresándonos con no entera exactitud técnica pero de manera que quiere ser didáctica, la procesión de entender que da origen al Verbo nos coloca frente al Entendedor (Dios Padre) y al Entendido (Dios Hijo). La procesión de amar nos coloca frente a los Amantes que espiran (Dios Padre y Dios Hijo) y al Amor Espirado (Espíritu Santo). Son cuatro relaciones es decir, «causas en orden al término». ‘Causa-Padre’ que origina ‘Término-Hijo’; ‘Causa-Padre e Hijo’ que origina ‘Término-Espíritu Santo’.
Pero de las anteriores cuatro relaciones sólo tres son opuestas entre sí:
«De las dos primeras es manifiesto. La relación de paternidad consiste en el orden del Padre al Hijo; y la de filiación, en el orden del Hijo al Padre. Y es claro que las relaciones expresadas en los términos del Hijo y del Padre son opuestas entre sí. Mas la espiración activa, por lo mismo que el Espíritu Santo procede del amor mutuo del Padre y del Hijo, no se opone ni a la relación de paternidad ni a la de filiación, sino tan sólo a la de procesión o amor espirador» (3).
Es decir, y siguiendo con un lenguaje más didáctico que técnico, o se es Hijo o se es Padre, pero no ambos a la vez. Y también, o se es Amor espirador (Padre e Hijo) o se es Amor espirado (Espíritu Santo), pero no ambos a la vez. Pero se puede ser Padre y Amor espirador; y se puede ser Hijo y Amor espirador: por tanto, al interior de Dios solo hay tres relaciones que se oponen verdaderamente: la de Padre, la de Hijo, y la de Espíritu Santo.
Estas tres relaciones opuestas, que son solo tres, son las Personas de la Santísima Trinidad.
Seguiremos explorando el magnífico tema, pero con más énfasis en los reflejos divinos en la Creación.
Por Saúl Castiblanco
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(1) Introducción a la Cuestión 29 de la Suma Teológica por el P. Manuel Cuervo O.P in Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica – Tomo II-III. BAC. 1959 p. 94
(2) Introducción a la Cuestión 28 de la Suma Teológica por el P. Manuel Cuervo O.P in Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica – Tomo II-III. BAC. 1959 p. 70
(3) Ibídem, p. 71.
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