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Washington (Miércoles, 23-08-2017, Gaudium Press) La reciente publicación del Informe sobre Libertad Religiosa por parte del gobierno de Estados Unidos, el primero de la actual administración y que reconoce la situación de persecución a los cristianos y otras minorías en Oriente Medio, motivó un análisis del periodista estadounidense y editor del informativo católico Crux, John Allen, quien cuestionó la actitud de muchos creyentes, quienes «a veces se ven inseguros de alzar su voz sobre estas atrocidades». En fuerte contradicción con respecto a otras comunidades, los cristianos no parecen estar unidos a la hora de defenderse del odio y la discriminación.
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| Una niña reflexiona durante una jornada de oración por los cristianos perseguidos. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press |
En los casos en que las comunidades se pronuncian en contra del odio y la violencia sufridos por sus miembros, la opinión pública «no sólo entiende la reacción, la aplaudimos», recordó Allen. «Nosotros motivamos a los miembros de esas comunidades a hablar públicamente, queremos escuchar lo que tienen para decir». Los cristianos denuncian este tipo de hechos, como acontece en casos de racismo, y los fieles católicos se enorgullecen de que sus líderes se pronuncien. «Entonces, ¿por qué debería ser diferente cuando se trata de la persecución anticristiana».
El propio Allen, autor del libro La Guerra Global contra los Cristianos, fue cuestionado repetidamente por enfocar su análisis en los cristianos o acusado de «estrechez» o «confesionalidad». Si bien un gran número de cristianos viven su fe con libertad, «los estimados convencionales calculan que 200 millones de cristianos viven cada día con la amenaza de acoso físico, arrest, tortura e incluso muerte a causa de sus creencias religiosas», denunció el editor. Esto significa que los cristianos son «la comunidad religiosa más oprimida del planeta».
Allen conoció a viudas cristianas en India que perdieron a sus esposos en brutales ataques de hinduistas radicales, creyentes nigerianos que perdieron sus familias en atentados de Boko Haram y cristianos egipcios que padecieron secuestros y humillaciones por parte de radicales islámicos. Creyentes colombianos reportaron amenazas por parte de grupos armados ilegales e incluso un Obispo contactado por el autor tuvo que interrumpir su entrevista a causa del llanto motivado por sus recuerdos de hechos de violencia.
Todas estas realidades cuestionan la opinión dominante. «No es aceptable decir que estas personas no merecen atención porque el cristianismo es rico, poderoso y privilegiado», afirmó Allen. «Ya sea esto verdad o no en algunos lugares, definitivamente no aplica para las personas que conocí, quienes generalmente son pobres, olvidados e indefensos». El editor denunció como un error considerar la denuncia de la persecución anticristiana como un «tema de derecha». Si bien los cristianos están llamados a solidarizarse con todos los sufrientes en general, debería «ser aceptable para los cristianos sentir una empatía especial y visceral por otros cristianos, porque su fe afirma que son miembros del Cuerpo de Cristo».
El redactor recordó la enseñanza de San Pablo en su Carta a los Corintios: «Si una parte del cuerpo sufre, todas las partes sufren». «Eso es o simple retórica piadosa, o los cristianos realmente lo creen, y si es así, dedicar su energía a la defensa de los cristianos perseguidos no es ser confesional: es compasión en el sentido literal de la palabra, ‘sufrir con’ el otro». Por este motivo pidió a los «cristianos bien intencionados» dejar su ambigüedad en la denuncia de la persecución que es un hecho comprobado de la actualidad. «Si los cristianos cómodos y pudientes de Occidente no alzan su voz, ¿quién en el mundo lo hará?».
Con información de Crux.
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