Tucumán (Miércoles, 23-08-2017, Gaudium Press) Con el lema «Acercándose se puso a caminar con ellos» los jóvenes de la Arquidiócesis de Tucumán, en Argentina, peregrinaron al Santuario de Nuestra Señora del Valle en La Reducción. La tradicional romería de la juventud tuvo lugar el domingo 20 de agosto por iniciativa de la Pastoral Juvenil Arquidiocesana.
Desde tempranas horas y vociferando la arenga «La juventud es lo mejor que tiene Cristo», cientos de jóvenes comenzaron la romería partiendo desde la Quinta Agronómica hasta el Santuario mariano realizando dos paradas: en San Pablo, para compartir un almuerzo fraterno; y en la Parroquia de San Isidro Labrador de Lules, donde se llevó a cabo una jornada de Adoración Eucarística.
A su llegada al Santuario, donde la Virgen del Valle aguardaba expectante, los jóvenes rindieron tributo a la Madre de Dios y compartieron su alegría, como quedó testimoniado en un video difundido por el Arzobispado de Tucumán.
«Fue una experiencia única que jamás en mi vida había vivido. Fue algo único. La juventud, sobre todo, la fuerza que tiene cada chico para llegar acá, ponerse de rodillas ante la virgen», expresó uno de los jóvenes peregrinos que aparece en el video.
La numerosa romería ocurrió el domingo 20 de agosto con el lema «Acercándose se puso a caminar con ellos» / Foto: Arzobispado de Tucumán. |
Para otro de los caminantes la romería fue una gran emoción, y una vivencia para compartir la fe donde el cansancio quedó en un segundo plano: «Muchos compartimos anécdotas, momentos, una reflexión. Muy linda la peregrinación. No se sintió el cansancio a pesar de todos los kilómetros que caminamos».
Además, la peregrinación fue ocasión para que los jóvenes expresaran su agradecimiento a Nuestra Señora: «Queremos agradecer porque nos hizo llegar a su hogar para que podamos compartir con Ella. Es muy lindo venir acá y poder estar en su casa».
La historia de la Virgen del Valle de La Reducción está ligada con un hecho milagroso ocurrido en territorio tucumano en noviembre de 1923. Por aquel entonces, el día 26, la población se preparaba para hacerle frente a una fuerte tormenta. Dicen que el cielo se puso totalmente negro y que el viento corrió con toda su fuerza sembrando el pánico de todos, especialmente de los obreros de las cosechas, menos de uno -Luis Delgado- quien era mudo y había decidido quedarse recolectando las mieses.
Antes tal suceso, las familias temerosas, pero devotas, se encerraron en sus casas y decidieron rezar a la Virgen con el Santo Rosario; y una vez terminó la tempestad, el mudo Luis regresó al pueblo y comenzando a narrar con señas que había presenciado un fenómeno extraordinario: una luz fuerte que venia del cielo había caído al lado de un algarrobo.
Los pobladores decidieron ir al lugar con el Padre Miguel Rezzerm, y comenzaron a cavar hasta que con asombro, y también con alegría, hallaron una pequeña imagen de la Virgen Inmaculada, que de inmediato limpiaron y llevaron en procesión hasta el pueblo.
Ante los milagros que empezó a mediar Nuestra Señora se construyó una capilla, pero con el tiempo, y ante el gran número de devotos, fue necesario construir un lugar más grande, el actual santuario, que se comenzó a edificar en 1950. El 8 de diciembre de 1966, la venerada imagen fue llevada a su nuevo hogar.
Con información de la Arquidiócesis de Tucumán y Virgen del Valle de La Reducción.
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