Bogotá (Lunes, 28-08-2017, Gaudium Press) Colombia ya comenzó la cuenta regresiva para el Viaje Apostólico del Santo Padre al país. Por estos días se ultiman los detalles de lo que será una visita histórica cuando el Papa Francisco recorra cuatro ciudades: Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena.
Y es que Colombia ha sido un país bendecido con la visita de otros dos pontífices: el beato Pablo VI y San Juan Pablo II.
Giovanni Battista Montini, Pablo VI, pisó suelo colombiano hace casi cincuenta años: era el 22 de agosto de 1968, y el entonces Vicario de Cristo llegó al país por dos acontecimientos: la clausura del 39º Congreso Eucarístico Internacional que ocurrió ese año en Bogotá, y la 2ª Conferencia General del Episcopal Latinoamericano en Medellín.
Miles de personas se agolparon en el aeropuerto El Dorado en Bogotá para darle una calurosa bienvenida al Sucesor de Pedro que por primera vez visitaba Colombia y era la primera vez que un Pontífice realizaba un viaje a Latinoamérica.
El beato Pablo VI al llegar a Colombia, primera vez que un Papa visitaba América Latina. |
Al saludar al entonces presidente de los colombianos, Carlos Lleras Restrepo, Pablo VI expresó: «Un gozo íntimo y una trepidante conmoción invaden Nuestro ánimo al ver que la Providencia Nos ha reservado el privilegio de ser el primer Papa que llega a esta nobilísima tierra, a este cristiano Continente, donde un día arcano -predestinado en los designios salvíficos de Dios- comenzó a añadirse la altura de la Cruz sobre las cimas andinas y, en los viejos caminos de los chibchas y de los mayas, de los incas, aztecas y tupis-guaraníes, empezó a dibujarse la silueta de Cristo».
«¡Pueblos de América! A todos y cada uno va, desde el suelo de la hospitalaria Colombia, Nuestro saludo, Nuestro afecto, Nuestra plegaria. Y Nuestro corazón se dilata para agradecer a Dios el don inmenso de vuestras creencias católicas y para implorar de Él, que el dinamismo de vuestra fe, tradicional y renovada, despierte cada vez más el sentido de fraternidad y de colaboración armoniosa en orden a una constante convivencia pacífica, e impulse y consolide los esfuerzos por un progreso ordenado que, con el desarrollo técnico y el cultivo racional de tantas riquezas como el Señor puso en vuestros suelos, alcance equitativamente a todas las familias y categorías, en conformidad con los principios de justicia y de caridad cristianas», prosiguió.
Fueron cuatro días en el que el principal jerarca de la Iglesia Católica se encontró, además de las autoridades civiles, con el clero, campesinos, informadores de prensa, radio y televisión; y miembros del cuerpo diplomático.
Unos 18 años después llegaría a Colombia San Juan Pablo II. Se le conocieron como los «Siete días blancos», porque desde el 1º al 7 de julio de 1986 el país experimentó paz, y el Papa, en persona de Karol Wojtyla, recorrió varios rincones de Colombia.
En la imagen superior, Juan Pablo II saludando a los fieles de Chiquinquirá. En la inferior: momento de oración frente a la cruz de Armero. |
«Vengo a vuestro noble país, amado pueblo de Colombia, como Mensajero de Evangelización que enarbola la cruz de Cristo, deseando que su silueta salvadora se proyecte sobre todas las latitudes de esta tierra bendita (…) He acariciado desde hace tiempo el deseo de visitaros y me siento feliz al ver que finalmente mi esperanza se hace hoy realidad: estoy en medio de vosotros para orar en común, para celebrar comunitariamente nuestra fe y meditar juntos la palabra de Dios. Quiero ser sembrador de las enseñanzas de Jesús, de la doctrina perenne de la Iglesia, en esta ciudad capital y en las otras ciudades y lugares que, con la ayuda de Dios, me propongo visitar», fue el saludo que ofreció el Pontífice una vez llegó a Bogotá.
Varios fueron los momentos que el santo Papa vivió en esta tierra latinoamericana, pero en el corazón de muchos colombianos quedó grabado cuando de rodillas frente a una cruz oró en profundo silencio: era en el municipio de Armero que había quedado sepultado luego de una avalancha ocurrida en 1985.
«Padre celestial, de quien procede todo bien, recibe compasivo en tu seno misericordioso a tantos hermanos nuestros aquí sepultados por las fuerzas desatadas de la naturaleza. Condúcelos a la morada eterna que Jesús, tu Hijo, ha preparado a los que lo reconocen como tu enviado y lo sirven con amor, descubriendo su presencia en los hermanos más pequeños (…) Estos hijos tuyos, Padre de bondad, cayeron como trigo en las entrañas de la tierra para germinar en la resurrección de los muertos. Ellos creyeron y esperaron en Ti; recibieron el bautismo de regeneración, se nutrieron con la Eucaristía, que es germen de inmortalidad, vivieron en el amor con que tu premios eternamente (…)».
Este momento hoy está inmortalizado en la misa cruz donde él se arrodilló, con una escultura que evoca la conmovedora oración.
Instantes conmovedores y emotivos son los que espera también tener el pueblo colombiano con la Visita Apostólica del Papa Francisco que iniciará ya el 6 de septiembre. Pero esta no será la primera vez que el Pontífice visite el país, pues ya lo había hecho como Arzobispo de Buenos Aires acudiendo a algunos de los encuentros del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), cuya sede es en Bogotá.
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Gaudium Press / Sonia Trujillo
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