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Argentina conmemora el 10º aniversario de la beatificación de Ceferino Namuncurá

Redacción (Martes, 29-08-2017, Gaudium Press) Con bajas temperaturas, pero con el calor que da la alegría de la fe, así trascurrió la peregrinación a Chimpay, Argentina, para conmemorar el 10º aniversario de la beatificación de Ceferino Namuncurá. Cientos de caminantes, acompañados por el inspector salesiano Padre Honorio Caucumán, participaron dela romería que ocurrió el domingo 27 de agosto en homenaje al beato salesiano de origen mapuche.

La celebración no fue para menos, ya que Ceferino es el primer indígena argentino en ser beatificado.

Nació en Chimpay el 26 de agosto de 1886, hijo de un célebre líder del pueblo mapuche, Manuel Namuncurá, que luchó en la batalla del 5 de mayo contra el Ejército Argentino y de Chile. También era nieto del caudillo mapuche Calfucurá.

Fue en este contexto indígena que Dios salió al encuentro de Ceferino, cuando aún era un pequeño. Es bautizado por el Padre Domingo Milanesio, sacerdote salesiano que había mediado en el acuerdo de paz entre los mapuches y el ejército argentino.

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Cientos peregrinaron hasta Chimpay para recordar al beato Ceferino Namuncurá / Foto: ANS.

Cuando tenía 11 años de edad, su padre lo inscribió en una escuela estatal de Buenos Aires con el deseo que se convirtiese en el futuro defensor de su pueblo; pero había otros planes para él. Ceferino no encajó en aquella institución educativa, así que su padre lo pasó al colegio salesiano Pío IX donde Dios transformaría definitivamente su corazón.

Allí aprendió castellano, se acercó al catecismo y comenzó a practicar la vida de piedad. El 8 de septiembre de 1898 recibió la Primera Comunión, y al año, el 5 de noviembre de 1899, la Confirmación, ambos sacramentos de manos de Monseñor Gregorio Romero en la iglesia de San Carlos en Buenos Aires, donde hoy está la Basílica de María Auxiliadora y San Carlos. Con el paso del tiempo se hizo notable su vocación al sacerdocio; pero esto no llegó a suceder para el joven Ceferino.

Era 1902 y su salud se deterioró por causa de una tuberculosis. Con la esperanza de una recuperación es trasladado a Viedma, Argentina, donde inició sus estudios como aspirante salesiano. Si notarse recuperación alguna, los salesianos deciden trasladarlo luego a Turín con la esperanza que allí recobraría su salud con mejores atenciones médicas, pero infortunadamente fallece el 11 de mayo de 1905 en compañía de Mons. Juan Cagliero.

«¡Bendito sea Dios y María Santísima!; basta que pueda salvar mi alma y en los demás que se haga la santa voluntad de Dios», fueron las últimas palabras del beato, según cuentan sus biógrafos.

La fama de santidad de Ceferino se extendió muy pronto. Es beatificado por Benedicto XVI el 11 de noviembre de 2007.

De acuerdo con Don Pascual Chávez Villanueva, 9º sucesor de Don Bosco, la santidad de Ceferino «es expresión y fruto de la espiritualidad juvenil salesiana, una espiritualidad hecha de alegría, de amistad con Jesús y María, de cumplimiento de los propios deberes y de entrega por los demás».

Para él, Ceferino «representa la prueba más convincente de la fidelidad con la que los primeros misioneros mandados por don Bosco lograron repetir aquello que él había hecho en el Oratorio de Valdocco: formar jóvenes santos».

Con información de ANS, Catholic.net y Vatican.va.

 

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