Wilmington (Miércoles, 06-09-2017, Gaudium Press) La Fundación Juan Pablo II para el Arte Sacro, basada en Wilmington, Carolina del Norte, Estados Unidos, ha diseñado una estrategia para la financiación de la elaboración de nuevas obras de arte sacro que constituye una alternativa al tradicional mecenazgo, escaso en la actualidad. Aplicando un sistema similar al de plataformas de emprendimiento, cada obra se convierte en un proyecto al cual pueden colaborar particulares con donaciones pequeñas a través de Internet, de tipo crowdfunding.
Según David Clayton, artista, autor y conferencista residente del Thomas More College of Liberal Arts de Estados Unidos, la iniciativa «es una aproximación de libre mercado a través de la cual los artistas son motivados a crear obras de suficiente calidad que cumplan su propósito pleno, es decir, conectar a las congregaciones con el culto». Además de obtener los fines trascendentes, el sistema de financiamiento cubre las necesidades materiales del artista de forma que «generará suficiente retorno como para tener más que un salario digno».
El emplear una financiación tipo crowdfunding, con múltiples donativos particulares, se abre la puerta a la cooperación de personas de todos los niveles de ingresos económicos, sin que sea necesario que la obra sea necesariamente encargada por un patrón. El artista lleva a cabo la obra, que sigue siendo principalmente de su propiedad, mientras que acuerda con la fundación un porcentaje de los beneficios de la venta, exhibición pública o reproducciones de la misma. Los proyectos dependen del interés que logren generar en los donantes, lo cual contribuye a que la belleza de los mismos sea notable, de forma que logren comunicar y tocar a quienes los admiren. «Mientras que no todo lo popular es bello, todo lo que sea bello será popular», recordó Clayton, quien explicó que las obras pasan por un proceso de selección antes de ser admitidas.
La eficacia de la belleza del arte sacro en la evangelización que motiva a la fundación a desarrollar la iniciativa fue personalmente experimentada por su fundador, el P. Michael Burbeck, quien vivió un proceso de conversión que inició en la contemplación de la belleza de los grandes templos europeos. La admiración de la belleza lo llevó a conocer la fe católica, donde encontró además su vocación al sacerdocio. «Gracias a la belleza, yo encontré la Iglesia Católica, me enamoré de ella y me convencí de la veracidad de sus enseñanzas», relató el sacerdote en la presentación de la fundación. «Ese es el poder del arte sacro».
«Estas obras de arte que encontré fueron el fruto no sólo de una cultura de fe, sino de un sistema de patronato, un entorno en el cual el arte y los artistas eran promovidos y sostenidos económicamente», indicó el P. Burbeck. «Ese sistema, en una gran medida, ya no existe, especialmente para verdaderas obras de arte sacro». Por este motivo el propósito de la Fundación es ayudar a satisfacer la necesidad de arte de la Iglesia y a la vez promover a los «artistas que comparten nuestra creencia en la potencia evangelizadora de la belleza».
Con información de Fundación Juan Pablo II para el Arte Sacro y New Liturgical Movement.
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