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Salta (Sábado, 16-09-2017, Gaudium Press) El pasado 15 de septiembre las imágenes del Señor y de la Virgen del Milagro, así como otras veneradas imágenes, fueron llevadas en procesión por las calles de Salta, Argentina, en una multitudinaria manifestación de fe durante el cierre del solemne triduo al Señor y a la Virgen del Milagro. Los devotos, unidos al Arzobispo de Salta, Mons. Mario Antonio Cargnello, renovaron su Pacto de Fidelidad al Señor del Milagro, un tradicional acto que se originó en 1692.
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| Procesión del Señor del Milagro en Salta, Argentina. Foto: Catedrla de Salta |
Durante la renovación del Pacto de Fidelidad, Mons. Cargnello, hizo un llamado a la construcción de la sociedad argentina a través del testimonio cristiano de quienes aportan a través de las buenas acciones de cada día y propuso trabajar por un proyecto de país en el cual se reflejen los ideales de la caridad cristiana, el servicio y la reconciliación. «El mundo nada puede contra un niño que duerme en el pecho de su madre», concluyó.» Allí, entre sus manos que dejan la corona al pie de su Hijo nos colocamos junto a su corazón. Allí ponemos la educación de los niños de Salta. ¡Que no se les prive del derecho a una educación integral que incorpora la educación religiosa!».
«Una vez más el pueblo reconoce y agradece el amor de su Señor y manifiesta su compromiso de corresponder a este amor, renovando el pacto de fidelidad por el cual nosotros queremos ser siempre suyos como Él es nuestro», comentó durante una de las celebraciones el Obispo de Jujuy, Argentina, Mons. César Daniel Fernández. «Desde aquellos días de septiembre de 1692, año tras año, la Iglesia desde Salta nos recuerda la permanente vigencia de este amor fiel que acompaña y da sentido a nuestra vida». El Pacto se realizó en ese año como acción de gracias de los habitantes por la preservación de la ciudad durante un terrible terremoto que arrasó a la ciudad de Esteco.
La veneración a Cristo Crucificado, centro de la devoción al Señor del Milagro, fue destacada por el prelado. «Adoremos al crucificado. A aquel que por nosotros está en la cruz», exhortó. «Porque esta es, queridos hermanos, la gran verdad de esta celebración: el amor sin límites de Dios por cada uno de nosotros, por cada hombre».
Con información de AICA.
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