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Nápoles – Italia (Miércoles, 20-09-2017, Gaudium Press) ¡Alegría! Todos los fieles de la nave gritan: «La Sangre está líquida, la sangre está suelta». E, inmediatamente, después del anuncio como ya es tradición una sábana blanca revolotea, fuera del templo sagrado fuegos de artificios son lanzados, para conmemorar el milagro.
«Cuando yo abrí el cofre, la sangre ya se disolvió», anunció el Arzobispo de Nápoles durante la celebración en la Catedral. «Gracias al Señor que una vez más mostró su bien», dijo Mons. Crescenzio Sepe.
En su homilía el Cardenal Crescenzio Sepe recordó «los dramáticos acontecimientos de este verano». Recordó que vivimos en tiempos difíciles los cuales llamó de «desastrosos y dolorosos». Citó el terremoto de Ischia, los incendios que hicieron innúmeras víctimas y una pérdida para la naturaleza, también con reflejo en la propia economía. El purpurado, además, comentó la muerte de una familia de turistas en Soltarara di Pozzuoli, que a todos dejó de luto.
Refiriéndose a los inmigrantes dijo que son peregrinos y que la iglesia de Nápoles creó para este año la pastoral inspirada en el trabajo y misericordia, «incluso aquí en Nápoles, al cuidar de nuestros pobres hermanos, sin distinción de nacionalidad o religión y color de piel» muestra nuestro deseo de paz, concluyó.
Sobre la historia de la sangre de San Genaro
A esta pregunta del corresponsal de la Revista Heraldos del Evangelio, responde Mons. Vincenzo de Gregorio, Abad-Prelado de la Capilla del Tesoro de San Genaro, en Nápoles:
«Sobre la sangre, no tenemos ningún documento antiguo a no ser a partir de 1389. Es una crónica en la cual se relata que en Nápoles ocurre el prodigio de la sangre que se vuelve líquida. Se supone que ese documento, originario de Sicilia, ya existía antes de 1389. ¿Desde cuándo? Nadie puede decirlo.
«La única cosa que remonta a la época de San Genaro es la forma de la ampolla. Desde el punto de vista arqueológico, ella tiene una forma típica de una ampolla del siglo IV. Las investigaciones científicas llevan a considerar que dentro de esa ampolla hay sangre humana. Esto es lo que se concluye del examen de espectroscopia, que es actualmente el examen más adecuado.»
¿Pero cómo garantizar que esa sangre es realmente de San Genaro?
«Este es un motivo de seria reflexión», responde Mons. Vincenzo. «Esa sangre siempre fue considerada de San Genaro, y, por tanto, se pierde en la noche de los tiempos la tradición oral que mantiene esta relación. Por otro lado, es verdad que existía la costumbre de guardar la sangre de los mártires. Hay, pues, fundamentos históricos para tomar como segura la tradición popular.»
Ese prodigio se repite anualmente delante de millares de asistentes en la Basílica de San Genaro, en Nápoles. Una ampolla de cristal contiene una cierta cantidad de sangre coagulada de San Genaro que se torna líquida en determinados días del año, en general en la víspera del primer domingo de mayo, en la fiesta del Santo, 19 de septiembre, y en el aniversario de la erupción del Vesubio, 16 de diciembre.
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