sábado, 23 de noviembre de 2024
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Parroquia de Bogotá brinda acompañamiento a las familias desde la Pastoral Funeraria

Bogotá (Viernes, 22-09-2017, Gaudium Press) La muerte de un ser querido es un momento difícil, de dolor, que sólo la fe ayuda a superar. Ésta es la labor que realizan algunas parroquias en Bogotá donde está activo el servicio funerario y donde funciona la Pastoral Funeraria; un trabajo que no se limita a las exequias, sino al acompañamiento de las familias.

Una de estas parroquias es Cristo Rey, donde la Iglesia hace presencia dando consuelo y esperanza a las familias que enfrentan el fallecimiento de un ser querido. El Padre Wallance Zanon, adscrito a la Arquidiócesis de Bogotá, en entrevista con la Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones (OAC), hizo referencia a esta pastoral:

«Nosotros buscamos (…) en la Parroquia Cristo Rey hacer presencia con los sacerdotes, en las capillas, rezar con los familiares, hablar de la experiencia de la Resurrección (…) Nos compadecemos con esas personas y buscamos ser presencia de Iglesia en ese momento fuerte de la vida de las personas».

Explicó que el acompañamiento no se limita solo a los sacramentos, sino que es toda una acción pastoral: «Es importante hacer de esta Iglesia, una iglesia que tiene su pastoral y acompaña a esas personas que están necesitando de apoyo, de ser escuchadas, de ser amadas. Entonces es una misión que nosotros buscamos desempeñar con mucho cariño, como nos pide bien la Iglesia».

Comentó que lo que más buscan las personas que pasan por un proceso de duelo es que se les trate con cariño, «se escuche su dolor, que en la celebración podamos hablar de los parientes, de la vida, de las cosas buenas que hizo, que tenga un espacio en la iglesia para hablar, para agradecer».

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El acompañamiento de las familias que viven el duelo por la muerte de un ser querido no se limita solo a los sacramentos, sino que es toda una acción pastoral / Foto: Luisca – Cathopic.

«La verdad es un momento en el que están muy carentes. Entonces nosotros buscamos suplir esta carencia (…) buscando ser siempre como nos pide el Papa Francisco: ‘puente’ entre la Iglesia y esas personas que llegan hasta nosotros», dijo el sacerdote, quien añadió: «Buscamos siempre hablar de la Resurrección. Que esa despedida no es una despedida eterna. Nosotros confiamos siempre en la Resurrección. Cuando uno tiene la certeza de la Resurrección en su corazón. Su corazón se queda más tranquilo, la persona se siente más animada para seguir adelante amando a Dios».

La Pastoral Funeraria también está presente en el traslado de las cenizas al cenizario. En la Parroquia Cristo Rey se realiza una ceremonia en la que se pasa del duelo al mensaje pascual.

«Las familias llegan un poco confundidas, adoloridas, y mediante esta ceremonia, nosotros logramos trasladarlas, sacarlas del duelo, que vayan realmente a un mensaje esperanzador, donde se dan cuenta que el tránsito en la tierra es un tránsito muy rápido, pero necesario. Que es un paso que tienen que dar para poder acceder a la vida eterna», indicó Guillermo Cardoso Díaz, Diácono Permanente de la Arquidiócesis de Bogotá, quien presta su servicio en los Cenizarios Cristo Rey.

La ceremonia, que tiene una duración entre 20 y 28 minutos, es «eminentemente catequética, donde explicamos cómo el paso por la tierra es un paso que nos permite fortalecernos, que nos permite formarnos, para llegar un día a la meta donde el Señor nos está esperando», explicó el Diácono Permanente.

«Lo que se hace con las cenizas no es un funeral más, ni un adiós, ni una despedida; sino una reunión donde la gente participa de esa entrega del ser querido y se va realmente con ese mensaje pascual, que lo inserta en su corazón», añadió.

En el 2016 la Santa Sede presentó un documento en el que prohibió algunas prácticas entre los católicos, como es la conservación de las cenizas en el hogar, o esparcirlas en el mar o en otros lugares.

En el documento se especifica que la Iglesia Católica sigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos, ya que con ella se muestra mayor aprecio por los difuntos, «sin embargo, la cremación no está prohibida a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina de la Iglesia».

Se precisa que las cenizas «deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente».

Con información de la Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones.

 

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