Ciudad del Vaticano (Lunes, 25-09-2017, Gaudium Press) Al comentar el evangelio dominical, en la meditación previa al Ángelus, el Papa Francisco pidió abrir los corazones «a la lógica del amor del Padre». El texto del evangelio narra la parábola de Jesús, en la que el dueño de la viña da un denario de salario a todos los trabajadores, a los que comenzaron la jornada temprano y a los que llegaron tarde. Los que arribaron temprano se quejan, pero el dueño de la viña les recuerda que se les ha dado lo pactado, «si, después, Él quiere ser generoso con otros, ellos no tienen que ser envidiosos».
«En realidad esta ‘injusticia’ del dueño sirve a provocar, en el que escucha la parábola, un salto de nivel, porque aquí ¡Jesús no quiere hablar del problema del trabajo y de salario justo, sino del Reino de Dios! Y el mensaje es éste: en el Reino de Dios no hay desocupados, todos están llamados a hacer su parte; y para todos, al final, habrá la recompensa que viene de la justicia divina – ¡no humana, por suerte para nosotros! -. Es decir, la salvación que Jesucristo nos ha comprado con su muerte y resurrección», dijo el Pontífice.
Estos planes divinos, sorpresivos, nos deben asombrar bien. «Los planes humanos están marcados a menudo por egoísmos y conveniencias personales y nuestros estrechos y tortuosos senderos no son comparables a los amplios y rectos caminos del Señor», resaltó el Papa.
Con información de Radio Vaticano
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