En el Ángelus, Papa recomendó a los cristianos ser señal de Esperanza para todos

Ciudad del Vaticano (Martes, 10-10-2017, Gaudium Press) Alrededor de 30 mil fieles y peregrinos estuvieron en la Plaza San Pedro este domingo, 08/10, para la oración mariana del Ángelus con el Papa Francisco. En esta ocasión, ellos pudieron oír la exhortación del Pontífice que recomendaba: «Ser en todos los lugares, especialmente en las periferias de la sociedad, la viña que el Señor plantó para el bien de todos y llevar el vino nuevo de la misericordia del Señor».

Parábola de los malos viñadores (detalle) Codex Aureus de Echternach. Museo Nacional Germánico, Nuremberg (Alemania)

Esta y otras reflexiones de Francisco fueron hechas a propósito de la parábola de los viñadores homicidas, narrada en el Evangelio de este XXVII Domingo del Tiempo Común, Mt 21, 33-43, cuando los viñadores, no queriendo entregar la colecta, matan a los siervos del dueño y también a su hijo. El Pontífice recordó que la parábola ilustra de modo alegórico aquellas recriminaciones que los Profetas habían hecho sobre la historia de Israel.

Historia que también nos pertenece

Francisco dijo que esta es una historia que nos pertenece: «Se habla de la alianza que Dios quiso establecer con la humanidad y a la cual también nos llamó para participar». «Esta historia de alianza, como toda historia de amor, conoce sus momentos positivos, pero es marcada también por traiciones y por rechazos», destacó el Papa agregando que «para entender cómo Dios Padre responde a los rechazos hechos a su amor y a su propuesta de alianza, el trecho evangélico coloca en los labios del dueño de la viña una pregunta: «¿cuando venga el dueño de la viña, que hará con esos viñadores?» Esa pregunta resalta que la desilusión de Dios por el comportamiento malvado de los hombres no es la última palabra, afirmó el Santo Padre,

El Vino Nuevo del Señor, Arrogancia, Señal de Esperanza

Misericordia: «Este es el vino nuevo de la viña del Señor», mostró el Papa, resaltando que «hay un solo impedimento delante de la voluntad tenaz y tierna de Dios: ¡nuestra arrogancia y nuestra presunción, que a veces se torna también violencia!»
Francisco observó, antes de finalizar sus palabras, que «el Señor nos llama a tornarnos viña, nos ayuda a entender lo que hay de nuevo y de original en la fe cristiana». «Es una invitación a entrar en esta historia de amor, tornándose una viña vivaz y abierta, rica de frutos y de esperanza para todos. Una viña cerrada puede tornarse salvaje y producir uva salvaje. Somos llamados a salir de la viña para colocarnos al servicio de los hermanos que no están con nosotros, para mezclarse con nosotros recíprocamente y alentarnos, para recordarnos de ser viña del Señor en todo ambiente, inclusive en aquellos más distantes y en condiciones difíciles.» (JSG)