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Ciudad del Vaticano (Viernes, 20-10-2017, Gaudium Press) En la misa en que celebró en esta mañana de viernes, en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco comentó la Carta de San Pablo a los Romanos. En esta Carta, el Apóstol exhorta a adherir con un acto de fe a Dios, explicando cuál sea el «verdadero perdón de Dios», el perdón gratuito dado por Dios y que viene a través de su gracia, de su voluntad, y que no es obtenido por nuestras obras, como muchas veces imaginamos ser.
«Nuestras obras son la respuesta al amor gratuito de Dios, que nos justificó y que nos perdona siempre. Y nuestra santidad es justamente recibir siempre este perdón. Es el Señor, Él nos perdonó el pecado original y nos perdona todas las veces que lo buscamos. Nosotros no podemos perdonar nuestros pecados con nuestras obras, solamente Él perdona. Nosotros podemos responder con nuestras obras a este perdón», dijo Francisco en su homilía.
Santidad, Apariencia, Hipocresía
El Papa buscó en el Evangelio del día, de Lucas, la base para su pensamiento mostrando que Jesús nos hace entender «otro modo de buscar la justificación», proponiéndonos la imagen «de los que se creen justos por las apariencias»: o sea, los que saben hacer «cara de santo», como «si fuesen santos».
«Son los hipócritas», dice Francisco, en su interior «está todo sucio», pero externamente quieren parecer justos y buenos, mostrando que ayunan, rezan o dan limosna. Sus corazones son vacíos, no tienen nada, llevan «una vida hipócrita»:
«Esas personas maquillan el alma, viven de maquillaje, la santidad es un maquillaje para ellos. Jesús siempre nos pide que seamos verdaderos, pero verdaderos dentro del corazón. Y, si alguna cosa aparece, que aparezca esta verdad, aquello que tenemos dentro del corazón. Por eso se da este consejo: cuando rezan, rece escondido; cuando ayunan, ahí sí, maquíllese un poco, para que nadie vea en el rostro la debilidad del ayuno; y cuando dan limosna, que su mano izquierda no sepa lo que hizo la derecha, haga escondido.»
La hipocresía hace mal…
Para el Papa Francisco, las personas que maquillan el alma se utilizan de la «justificación de la apariencia». Y la apariencia es como «pompas de jabón» que hoy existen y mañana no existen más:
«Jesús nos pide coherencia de vida, coherencia entre aquello que hacemos y aquello que vivimos dentro. La falsedad hace mucho mal, la hipocresía hace mucho mal, es un modo de vivir. En el Salmo, pedimos la gracia de la verdad delante del Señor. Es bello lo que pedimos: ‘Señor, conté mi pecado, no lo escondí, no encubrí mi culpa, no maquillé mi alma. Yo dije: ‘Confesaré al Señor mis iniquidades’ y el Señor sacó mi culpa y mi pecado’. La verdad siempre delante del Señor, siempre. Y esta verdad delante de Dios es aquella que abre el camino para que el Señor nos perdone.» (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con Informaciones de RV)
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