Redacción (Viernes, 10-2017, Gaudium Press) El testimonio vocacional de Fray Francesco Lo Presti, franciscano de 35 años de edad, tiene un sello particular: su gran sueño era convertirse en médico para ayudar a los enfermos; pero Dios tenía otros planes para su vida: la práctica de la medicina lo llevó a ver el rostro de Dios en el que sufre, naciendo en su corazón el anhelo de entrar a la Orden de los Frailes Menores. El 4 de noviembre, en la Iglesia del Sacro Cuore – Universidad Católica de Roma, tuvo lugar su ordenación diaconal.
Originario de Barcellona Pozzo di Goto, Sicilia, cuando tenía 19 años se traslada a Roma para estudiar medicina en la Universidad Católica del Sacro Cuore y luego una especialización en quirúrgica general en el Campus Biomédico. «Era mi sueño ayudar al prójimo, darle una mano a los otros, de ayudar a los enfermos. Por lo tanto, estaba bien, estaba contento con lo que estaba haciendo, tenía novia. Estaba contento afectivamente y profesionalmente», comentó en entrevista realizada por TV2000.
Estando en el primer año de la especialización, el joven Francesco comenzó a participar en unos cursos para jóvenes que tenían lugar en San Buenaventura al Palatino, convento franciscano de la Ciudad Eterna. Allí tuvo contacto con la palabra de Dios y con la experiencia de los frailes de San Francisco de Asís, naciendo en su corazón el deseo de seguir más de cerca a Jesús.
Fray Francesco dejó Sicilia a los 19 años para estudiar medicina en Roma. Allí se conviritó en médico de almas / Foto: cattolicanews.it. |
«En realidad la vocación es un encuentro entre el deseo que el hombre lleva adentro y el deseo de Dios en el hombre. Cuando hay este encuentro, esta comunión (…) nace el deseo de responder a la llamada. Esto es para cualquier tipo de vocación, no solamente para la vocación religiosa», ilustró.
Para Fray Francesco la vocación no es solo la llamada que Dios hace, es toda la historia, toda la vida: «es como si el Señor me hubiese acompañado en el encuentro con los hermanos, en el encuentro con San Francisco, sobre todo a través de las experiencias que son ligadas a los frailes, pero también a mi vida ordinaria. Porque la vocación está unida a la vida no extraordinaria, aquella de todos los días».
En este encuentro con Jesús desde la experiencia franciscana tuvo un elemento muy significativo que lo llevó a tomar la decisión de entrar a la Orden de San Francisco de Asís: «Descubrir no sólo que yo puedo amar, sino que yo soy amado. Es un cambio importante de pensamiento».
Una nueva perspectiva que llegó a su vida tras escuchar una catequesis sobre el amor de Dios crucificado: «El amor de Jesús crucificado, el de la cruz, era también para mí (…) Es como si hubiese escuchado un fuerte susurro dentro de mi vida: ‘Yo he muerto y he resucitado por ti’. Desde ese momento comencé a comprender y a creer que verdaderamente el Señor Jesús a muerto por mí, me ama y continúa amándome».
Fue en este momento que Francesco dijo: «yo puedo convertirme en un instrumento en sus manos», ingresando a la Orden Franciscana en la Provincia de San Buenaventura, que comprende el territorio de Abruzzo y Lacio, en Italia.
Hoy el servicio que prestaba como médico, lo ha traducido a su vocación religiosa y en el servicio como diácono. «El diaconado no es tanto mi elección, sino la respuesta a una propuesta que el Señor me hace y me da la bienvenida. De hecho, este ministerio florece dentro de mi vocación franciscana, siendo una expresión concreta y personal», comentó al narrar su testimonio en Cattolica News.
Mirando en perspectiva la historia de su vocación, Fray Francesco no duda en afirmar que «el Señor construye en cada momento de la vida».
De la redacción de Gaudium Press, con información de TV2000 y cattolicanews.it.
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