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Ciudad del Vaticano (Viernes, 17-11-2017, Gaudium Press) El Papa Francisco ha vuelto a hacer declaraciones sobre un importante tema para la Iglesia Católica, la eutanasia. El Pontífice ha enviado una carta a Monseñor Vicenzo Paglia, Presidente de la Academia Pontificia para la Vida y a los participantes del Encuentro Regional Europeo de la Asociación Médica Mundial que se celebró el día de ayer y hoy. En dicha carta, el Papa manifestó su preocupación frente a las decisiones que se toman sobre los pacientes con enfermedades terminales.
También en dicha epístola se trata del uso de las tecnologías que se han desarrollado, y que se han empleado y las cuales se han empleado de forma positiva y también negativa en el campo de la medicina en dos aspectos. El Papa reconoce la mejora en la calidad de vida que han aportado los avances. Entretanto, «las intervenciones sobre el cuerpo humano son cada vez más eficaces, pero no siempre son decisivas: pueden mantener funciones biológicas que se han vuelto insuficientes, o incluso reemplazarlas, pero esto no equivale a promover la salud». (Fragmento de la carta enviada al Prelado Paglia).
Comportamientos espúreos
Por otro lado el día 25 de julio del 2015 en un encuentro organizado por Obispos Ingleses y Galeses Su Santidad hizo un fuerte llamado en el cual afirmaba que las personas que promueven el aborto y la eutanasia tienen comportamientos de mafiosos, que se asemejan a expresiones como «hay un problema, eliminemos eso», declaración que fue recogida por Aciprensa.
De igual modo el Papa evocó un discurso de hace 60 años de Pío XII, en el cual se afirma que «no siempre es obligatorio emplear todos los medios terapéuticos potencialmente disponibles y que, en caso determinados, es lícito abstenerse».
La reunión que se está realizando tiene como objetivo entre otros evidenciar las desigualdades que se presentan en la atención de la salud, teniendo en cuenta los recursos económicos con los que las personas cuentan para poder acceder a este derecho. El Papa instó a los médicos a acompañar a los enfermos, a mantener una cercanía con ellos y a darles amor poniendo como ejemplo la parábola del buen samaritano.
El Papa hizo un llamado a que exista un discernimiento de los casos y a darle «un espacio adecuado a la dignidad del ser humano» teniendo en cuenta que el protagonista siempre es la persona que presenta algún quebranto de salud y «que las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si tiene la competencia y la capacidad». (CRS/scm)
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