Madrid (Lunes, 04-12-2017, Gaudium Press) «La persona con discapacidad y su lugar en la Iglesia. Guía para la acogida eclesial», así se titula el documento que la Comisión Diocesana de Atención a Personas con Discapacidad del Arzobispado de Madrid presentó el domingo 3 de diciembre con ocasión del Día Mundial de las Personas con Discapacidad.
La guía, que se dirige a sacerdotes -especialmente párrocos- y a los fieles, es una invitación a trabajar por la inclusión de las personas con capacidades diferentes en las comunidades parroquiales, proporcionando consejos sobre qué hacer y cómo acoger en la parroquia a una persona con discapacidad.
«La guía que tienes en tus manos ha sido confeccionada por un grupo de personas con discapacidad, miembros de diversos movimientos de la Iglesia. Esta guía nace con la vocación y la ilusión de que la inclusión y participación de la personas con discapacidad en la Iglesia sea algún día una realidad», indican en la introducción del documento.
La guía busca ofrecer una nueva visión para considerar a la persona con discapacidad no sólo como sujeto evangelizador, sino como su agente / Foto: Archidiócesis de Madrid. |
Explican que la guía pretende ser «una orientación para la inclusión de la persona con discapacidad en la Iglesia, pero con la debida advertencia de que a quienes hay que incluir es a personas concretas y no a grupos o tipologías de personas, y mucho menos de discapacidades».
En el documento también se reconoce que queda aún camino por recorrer en esta materia: «todavía hoy, la plena inclusión de las personas con discapacidad, sea esta del tipo que sea, está muy lejos de ser una realidad. En este, el ámbito eclesial no es ninguna excepción».
Dicen, en este sentido, que la persona con discapacidad diferente «merece el esfuerzo, cuando menos, de todos lo que integramos la Iglesia para ayudarla a ocupar su lugar propio, no sólo como mera receptora de la acción pastoral, sino como protagonista de la misma».
Justamente, la guía busca ofrecer una nueva visión para considerar a la persona con discapacidad no sólo como sujeto evangelizador, sino como su agente. «Esta inversión de la mirada es fundamental pues todo cristiano está llamado a dar testimonio del amor que recibe de Dios. La persona con discapacidad es amada por Dios, y negarle la posibilidad de testimoniarlo implica, por nuestra parte, adquirir una responsabilidad muy grande, de consecuencias no menos grandes; entre ellas, la de admitir implícitamente que cuestionamos que Dios la ame».
El documento se plantea un interrogante: «¿Cuál es el lugar de la personas con discapacidad en la Iglesia y como conseguir que lo ocupe?», respondiéndolo haciendo una distinción entre personas con discapacidad intelectual, personas con discapacidad física, personas con ceguera o deficiencia visual grave, personas con sordoceguera, y personas sordas o con pérdida de audición; además de dar pautas sobre cómo acogerlas y darles un lugar dentro de la Iglesia.
La guía cierra con el discurso que ofreció el Papa Francisco a los participantes en un congreso organizado para la promoción de la nueva evangelización el 21 de octubre de 2017, que trató precisamente la acogida de las personas con capacidades diferentes.
Allí, el Santo Padre destacó: «La creciente toma de conciencia de la dignidad de cada persona, especialmente los más débiles, ha llevado a tomar posiciones valientes de inclusión de aquellos que viven con diversas formas de discapacidad, para que nadie se sienta extraño en su propia casa».
El Pontífice señaló que la respuesta es el amor, «no el falso, meloso y pietista, sino el verdadero, concreto y respetuoso». «La fe es una gran compañera de vida cuando nos permite sentir en primera persona la presencia de un Padre que nunca deja solas a sus criaturas en ninguna condición de su vida», agregó.
Con información de la Archidiócesis de Madrid.
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