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San Pablo (Miércoles, 07-10-2009, Gaudium Press) Gaudium Press ha entrevistado al Dr. Carlos Vargas Ordóñez, decano de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia, sobre diversos aspectos de su ciencia, su incidencia en el mundo actual, sus posibilidades y perspectivas.
El Dr. Vargas estuvo alojado por espacio de unos días en la Casa Madre de los Heraldos del Evangelio, en Brasil. En esa ocasión tuvo la oportunidad de hacer aplicaciones concretas de los postulados psicológicos, particularmente en el campo educativo, donde asume que se debe considerar al ser humano en su formación integral.
En su calidad de decano la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Colombia, ¿cómo ve el horizonte de la psicología actual? ¿Cuáles son las corrientes más importantes?
Yo no quisiera hablar aquí de una corriente determinada. Las escuelas o corrientes académicas son, casi siempre, complementarias entre sí. En nuestra Facultad de Psicología seguimos un enfoque del tipo cognitivo conductual. Sin embargo, la psicología dinámica, la psicología sistémica, la humanística y otros enfoques son también útiles en sus distintas orientaciones y, para casos específicos, tienen mayor o menor alcance de aplicación y de validez.
En síntesis, la psicología es una disciplina de gran riqueza por sus múltiples aplicaciones; más que los enfoques y tendencias, lo que la hace verdaderamente rica son sus grandes posibilidades de aplicación en la compleja realidad del mundo contemporáneo.
¿Cuáles son las principales aplicaciones de la psicología en el campo de la educación?
Si consideramos que el sujeto, y a la vez el objeto, de la psicología es la persona, su desarrollo y sus posibilidades, pues realmente la psicología tiene necesariamente que incidir de una manera muy importante en cualquier sistema educativo.
Por ejemplo, yo he podido admirar en estos pocos días que he estado con los Heraldos del Evangelio las múltiples aplicaciones que, sin proponérselo de manera explícita, se hacen aquí de la psicología en la formación de los jóvenes; ustedes tienen una forma de entender y considerar el ser humano de forma integral, en sus múltiples dimensiones. Veo por ejemplo con gran satisfacción como se cuida de los aspectos físico y espiritual: el desarrollo del niño, el crecimiento social y todo lo que tiene que ver con la interacción humana, que es algo que a veces no se cuida suficientemente en otros modelos educativos.
¿Qué aporta la tesis de Monseñor João Clá sobre «La primera mirada» al mundo académico?
Como bien se lee en la tesis del Fundador de los Heraldos, la educación tiene que comenzar desde muy temprana edad. Y esa fidelidad a la primera mirada de la cual nos habla, y nos ofrece tantas lecciones, me ha hecho reflexionar mucho sobre algo fundamental para nuestra disciplina psicológica. Sabemos que el niño, desde antes de nacer, está preparándose para su vida posterior y, por eso, su desarrollo está constantemente relacionado con el contexto, con el medio en que él se va a levantar, en que él se va educar.
En lo anterior se basa el modelo educativo que Monseñor Juan propone, articulando la Teología, la Filosofía y la Psicología; pero basándose, más que en esas disciplinas, en una experiencia maravillosa del ser y del quehacer del hombre.
La experiencia de Monseñor la he visto confirmada en muchos escritos de autores contemporáneos que, de alguna manera, están buscando, y encontrando, evidencias del modelo de desarrollo articulador que él nos propone.
¿Cuál es la principal aportación que la Facultad de Psicología de la UCC procura llevar a Colombia y al mundo?
La misión de nuestra facultad está centrada fundamentalmente en la persona y en su desarrollo integral. Queremos llevarla a la vida real. Procuramos que no se quede solamente en un documento, sino que esa misión institucional cristalice en una realidad cotidiana y permanente. Esto significa preocuparse también por el crecimiento de nuestros estudiantes desde el punto de vista humano; luchamos para que nuestras condiciones y nuestros objetivos académicos estén en permanente búsqueda de la excelencia, pero también para que haya una verdadera comunidad académica cimentada en el hombre como criatura e hijo de Dios, con todas las consecuencias que eso trae.
Bajo el punto de vista académico, nuestro programa de Psicología, tal vez sea el más grande de Colombia, como programa presencial, y también uno de los mejores. Contamos una acreditación de alta calidad concedida por el Ministerio de Educación Nacional. Más del 50% de nuestros docentes tienen el título de maestría o doctorado. Tenemos varios pos-grados que quisiéramos ir aumentando en cantidad, pero sobre todo en calidad, de suerte que nuestra Universidad, y en particular nuestra Facultad de Psicología, estén cada vez más abiertas a Latinoamérica y al mundo entero.
Y, quisiera decirlo explícitamente, nos encantaría poder servir a la Iglesia y a sus comunidades religiosas, que podrían encontrar en la psicología una maravillosa herramienta para la pastoral y para la evangelización.
¿Qué impresión se lleva de su encuentro con la comunidad de los Heraldos aquí en Brasil?
Ayer les comentaba a algunos de ustedes, que la experiencia vivencial que he tenido ha sido sencillamente maravillosa. Me habían contado cómo era, pero no es lo mismo escucharlo, que poder vivir lo que se siente al lado de un grupo religioso que primero y antes que todo es fundamentalmente humano. Veo que ustedes creen en el hombre, en la criatura de Dios, y por eso cuidan de su desarrollo con lujo de detalles; con una gran delicadeza en todo, con una gran disciplina, con una formación inteligente.
Y los frutos de esa formación los recogen los productos de arte, lo recogen también en la disposición, en la disponibilidad de servicio permanente. Eso es lo que he vivido en estos días que he pasado con ustedes. Realmente uno se siente sorprendido por los Heraldos; cualquiera se siente atraído. La sensibilidad que ustedes tienen, y que suscitan también en las demás personas es admirable, digna de felicitación y sobretodo digna de imitación.
¿Cómo le parece que contribuye la liturgia a la formación de la persona, sobre todo desde el punto de vista psicológico?
Ayer tuve oportunidad de asistir a una Eucaristía muy solemne, que presidió Monseñor, y fue solemnizada más todavía por la presencia de gran parte de la comunidad, por el canto, por la música, por numerosos detalles que realmente elevan el espíritu del ser humano.
Por eso pienso que ustedes han logrado, lo que entiendo ha querido siempre la Liturgia de la Iglesia: unir, digamos así, las posibilidades terrenas que tenemos, con las posibilidades que el Señor nos ofrece en la Gloria Eterna. Es ciertamente algo indescriptible. Ojalá muchos tuvieran la feliz oportunidad de venir aquí para participar de una Misa con ustedes y poder tener esta clase de vivencias.
Podría hablarnos un poco de su vocación de educador…
He dedicado toda mi vida a la educación desde el bachillerato, casi desde la primaria. Tuve a mi cargo la rectoría del Colegio Nicolás Esguerra, uno de los más importantes de Bogotá. He trabajado después en la Universidad Católica de Colombia, de la cual soy orgullosamente egresado. También estuve en la Universidad Javeriana. En todos esos lugares he sentido y cada vez siento más que esta es mi verdadera vocación: ser educador.
No me considero un maestro como Monseñor, porque este sí es maestro de maestros, pero pienso que trabajar en el campo de la educación me ha permitido mirar el mundo de una manera distinta. Me ha permitido también entender el mundo de los niños, de los jóvenes, de los adolecentes y, en la medida en que uno entiende ese mundo, trata de atinar de forma coherente con el verdadero sentido de la vida.
Entrevista realizada por el Diác. Carlos Werner Benjumea, EP
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