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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 06-12-2017, Gaudium Press) El Papa Francisco volvió a celebrar misa en la capilla de la Casa Santa Marta, después de su viaje a Myanmar y Bangladesh.
En su homilía de ayer, Francisco afirmó que la humildad es un don indispensable en la vida de un cristiano y además recordó a los presentes, con base en un trecho de la lectura del Profeta Isaías, que el cristiano es como «un pequeño brote donde se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de conocimiento y temor del Señor».
«Esos son los dones del Espíritu Santo -recordó el Papa. De la pequeñez del brote a la plenitud del Espíritu. Esta es la promesa, este es el Reino de Dios».
Esta es «la vida del cristiano», recomendó el Papa:
Ser consciente que cada uno de nosotros es un brote de aquella raíz que debe crecer, crecer con la fuerza del Espíritu Santo, hasta la plenitud del Espíritu Santo en nosotros. ¿Y cuál sería la tarea del cristiano? Simplemente proteger el brote que crece en nosotros, proteger el crecimiento, proteger el Espíritu.
Estilo de vida Cristiano
Y, ¿cuál es el estilo de vida cristiano? Preguntó Francisco para luego retornar a la temática de la humildad: «Un estilo como el de Jesús, de humildad», explicó:
«Es preciso fe y humildad para creer que este brote, este don así tan pequeño llegará a la plenitud de los dones del Espíritu Santo. Es preciso humildad para creer que el Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, como dice el Evangelio de hoy, escondió esas cosas a los sabios, a los doctores y las reveló a los pequeñitos. Humildad es ser pequeño, como el brote, pequeño que crece todos los días, pequeño que necesita del Espíritu Santo para poder ir adelante, rumbo a la plenitud de la propia vida».
Qué es ser humilde
«Alguien cree que ser humilde es ser educado, cortés, cerrar los ojos en oración…», caracterizó el Papa para afirmar: «No, ser humilde no es eso».
«¿Cómo puedo saber si soy humilde?», preguntó Francisco:
«Hay una señal, una señal, la única: aceptar las humillaciones. La humildad sin humillaciones no es humildad. Humilde es aquel hombre, aquella mujer que es capaz de soportar las humillaciones como Jesús las soportó, el humillado, el gran humillado».
Francisco recordó el ejemplo de tantos santos «que no solo aceptaron las humillaciones, sino las solicitaron para asemejarse a Jesús».
Y, finalizando, el Papa expresó su deseo de «que el Señor nos conceda esa gracia de proteger al pequeño en dirección a la plenitud del Espíritu, de no olvidar la raíz y aceptar las humillaciones». (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Radio Vaticano)
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