Ciudad del Vaticano (Martes, 12-12-2017, Gaudium Press) Presidiendo la Misa en la Capilla de la Casa Santa Marta del lunes 11 de diciembre, el Papa Francisco comentó la primera lectura propuesta por la liturgia del día, extraída del Profeta Isaías (Is 35,1-10). En ella el Señor promete a su pueblo la consolación:
«El Señor vino para consolarnos, muchas veces la consolación del Señor nos parece una maravilla». «Pero no es fácil dejarse consolar; es más fácil consolar a los otros que dejarse consolar. Porque, muchas veces, nosotros quedamos presos a lo negativo, quedamos presos a la herida del pecado dentro de nosotros y, muchas veces, existe la preferencia por permanecer allí, solos, o sea, en la cama, como aquel del Evangelio, aislado, allí, y no levantarse. «Levántese» es la palabra de Jesús, siempre: ‘Levántate». Isaías invita al coraje, porque Dios ‘viene a salvarte’, recuerda.
«Dueños» y «mendicantes»
Para el Papa, el problema es que en lo «negativo somos dueños», porque tenemos dentro la herida del pecado, mientras «en lo positivo somos mendicantes» y no nos gusta mendigar la consolación.
Para ser más claro, Francisco usó ejemplos intentando hacerse entender:
Para él, cuando se prefiere «el rencor» y «cocinamos nuestros sentimientos» en el caldo del resentimiento, «cuando hay un corazón amargo», cuando nuestro tesoro es nuestra amargura.
El Papa recordó al paralítico de la piscina de Siloé: 38 años con su amargura diciendo que cuando las aguas se movían nadie lo ayudaba. Y afirmó que «para esos corazones amargos, es más bello lo amargo que lo dulce», muchas personas prefieren eso: «raíz amarga», «que nos lleva con la memoria al pecado original. Y este es justamente un modo para no dejarse consolar…
Amargura y Jonás
Y después la amargura «siempre nos lleva a expresiones de lamentación»: los hombres que se lamentan delante de Dios envés de alabarlo: son lamentaciones como música que acompaña la vida.
El Papa cita al Profeta Jonás que huyó de Dios porque se quejaba que el Señor le haría algo, pero acabó ahogando y tragado por el pez y, después, volvió para la misión. Y envés de alegrarse por la conversión de las personas, se lamentaba porque Dios las salvaba: «También en las lamentaciones hay cosas contradictorias».
Evangelio del día
El Papa dirigió su pensamiento al Evangelio del día, recordando cuando algunas personas suben al techo porque había mucha gente y bajan al paralítico para colocarlo delante de Jesús. No habían pensado que allí estaban los escribas u otros, querían solamente la cura de aquel hombre.
Examen de Consciencia: Consolación y egoísmo
Según Francisco, el mensaje de la Liturgia es el de dejarse consolar por el Señor: «Y no es fácil porque, para dejarse consolar por el Señor es preciso despojarse de nuestros egoísmos, de aquellas cosas que son el propio tesoro, como las amarguras, las reclamaciones, tantas cosas. Haría bien hoy si cada uno de nosotros hiciese un examen de consciencia: ¿cómo está mi corazón? ¿Tiene amarguras? ¿Alguna tristeza? ¿Cómo va mi lenguaje? ¿Es de alabanza a Dios, de belleza, o siempre de lamentaciones? Y después, pedir al Señor la gracia del coraje – porque en el coraje Él viene a consolarnos – y pedirle: Señor: ven a consolarnos». (JSG)
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