Obispos de Polonia conmemoran el Centenario de la fundación de la Milicia de la Inmaculada

Cracovia (Martes, 12-12-2017, Gaudium Press) Los Obispos de Polonia elaboraron recientemente una Carta Pastoral con motivo del Primer Centenario de la fundación de la Milicia de la Inmaculada, la principal obra apostólica de San Maximiliano Kolbe y para cuyo sustento ideó diversas iniciativas de comunicación que lo convirtieron en el célebre evangelizador y promotor de la devoción a la Santísima Virgen. Los prelados señalaron que la Milicia constituyó «una forma de encarnación del dogma mariano en la práctica de la vida cotidiana».

San Maximiliano Kolbe.

«Este año se cumplen cien años desde la fundación de la Milicia de la Inmaculada. Su surgimiento resultó principalmente del deseo de salvar almas, pero también de la necesidad de su tiempo» describieron los Obispos. «Fue entonces cuando se finalizó la Primera Guerra Mundial, se encendieron las semillas de la Revolución de Octubre y se intensificaron las actividades anticlericales de la Francmasonería. Por otro lado, la Madre de Dios en Fátima reveló misterios y llamó a la conversión». El P. Kolbe convocó un puñado de religiosos para iniciar un movimiento abierto a todos los creyentes comprometidos a una devoción total a la Santísima Virgen .

Los Obispos citaron una de las cartas del Santo, escrita en 1933, en la cual describió la inspiración que motivó la creación de un ejército espiritual de consagrados a la Santísima Virgen que contrarrestara la labor del maligno en medio de la sociedad. «Quisiéramos pertenecer a la Inmaculada de tal manera que no quede nada en nosotros que no le pertenezca, anonadarnos en Ella, ser transformados en Ella, ser «transubstanciados» en Ella, que no quede sino Ella… que seamos suyos como Ella es de Dios», describió el Santo franciscano.

Historia y presente de la Milicia

Los Obispos describieron la historia del movimiento, que llevó al religioso a fundar en Polonia la «Ciudad de la inmaculada»: Niepokalanow, dedicada por entero a la promoción de la devoción a través de publicaciones como el «Caballero de la Inmaculada» que llegó a tener una circulación promedio de 800 mil copias y un récord de un millón en 1938. «Con el aumento en la popularidad de la publicación mensual, las filas de la Inmaculada Concepción crecieron rápidamente, el número de las cuales en el otoño de 1939 ascendió a casi un millón de miembros», relataron los Obispos. «Provocó un renacimiento del espíritu religioso en Polonia y contribuyó a elevar la moralidad y la conciencia católica de la sociedad». La obra se extendió a Japón, donde San Maximiliano fundó el «Jardín de la Inmaculada»: Mugenzai no Sono.

Los Obispos recordaron que este primer florecimiento fue frenado por la Segunda Guerra Mundial, durante la cual fue martirizado el P. Kolbe, y su movimiento ha tomado otras formas como el Movimiento Juvenil de la Milicia de la Inmaculada Concepción, la Escuela de la Evangelización de la Inmaculada Concepción y los Caballeros de la Inmaculada a los Pies de la Cruz. «La Milicia de la Inmaculada aún está en desarrollo. Existe en alrededor de 50 países. Se estima que, desde su fundación, hasta hoy, más de 4 millones de personas se han registrado en el mundo, incluidos alrededor de 2 millones en Polonia», indicaron. «Hace veinte años, la Iglesia reconoció a los Caballeros de la Inmaculada como una asociación pública, universal e internacional de fieles y aprobó sus Estatutos».

«En los tiempos actuales, la caballería aparece como una especie de antídoto contra todo tipo de conflictos y esclavitudes del alma humana. La idea de los Caballeros de la Inmaculada Concepción fue incluida en el llamado «Dyplomiku» y en el acto de oración de devoción a la Inmaculada. Aceptar estos contenidos y ponerlos en práctica nos hará moldearnos en el camino de María Inmaculada», afirmaron los prelados en su Carta. Los prelados recordaron que cualquier persona puede inscribirse como miembro contactando al Centro Nacional de la Milicia en Niepokalanów. Lo fieles se comprometen a recurrir al sacramento de la Penitencia, participar en la Eucaristía y a hacer «un acto de total dedicación a la Inmaculada. La fórmula del acto está en el ‘Dyplomiku’. Como un signo de devoción, la Medalla Milagrosa debe colgarse alrededor de su cuello».

Los Obispos expresaron su compromiso de oración por el ideal de San Maximiliano Kolbe a la Santísima Virgen, la Inmaculada Concepción, quien media ante Dios «para guiarnos al dulcísimo Corazón de Jesús, en las filas de su caballería».

Con información de KAI.