sábado, 23 de noviembre de 2024
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El diablo quiere esterilidad, "Donde está Dios, hay fecundidad", afirma Francisco en la Casa Santa Marta

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 20-12-2017, Gaudium Press) El mensaje que el Papa quiso dejar para los oyentes de su homilía en la Misa celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta el día de ayer fue:

El corazón no debe ser una cuna vacía, infecunda, como una pieza de museo, sino debe estar abierto para dar la vida a los otros

Esterilidad y fecundidad

Esterilidad y fecundidad. Esas fueron las dos palabras que dieron el tono en la homilía de Francisco, en esta mañana.

Las lecturas propuestas por la liturgia de hoy presentan el nacimiento de Sansón y de Juan Bautista. Ambos nacimientos oriundos de madres estériles.

Una gracia para las madres no solo porque los dos nacimientos fueron anunciados por ángeles, sino porque en aquella época la esterilidad era considerada algo vergonzoso y el nacimiento de un hijo era considerado una gracia, un don de Dios.

El Papa recordó que en la Biblia son muchas las mujeres estériles que aparecen y que desean ardientemente tener hijo o que lloran la pérdida de un hijo, porque quedaron sin descendencia: Sara, Noemí, Ana y aquí Isabel.

En la Biblia, la fecundidad es don de Dios: «Pueblen la tierra, sean fecundos», fue el primer mandamiento que Dios dio a nuestros padres, recordó el Papa.

Fecundidad, señal de Dios

«Donde hay Dios, hay fecundidad», es lo que pienso porque, dice el Papa, «Me viene a la mente (…) algunos países que escogieron el camino de la esterilidad y sufren esta enfermedad tan fea que es el invierno demográfico. Nosotros los conocemos. No hacen hijos. No, que el bienestar, que eso, que aquello… países vacíos de niños y eso no es una bendición. Pero eso es una cosa pasajera. La fecundidad es siempre una bendición de Dios.»

Dar vida a los otros

Una persona puede inclusive no casarse, como los sacerdotes y los consagrados, pero debe vivir dando la vida a los otros. Ay de nosotros si no somos fecundos con las buenas obras, destacó el Santo Padre. Es la fecundidad material y espiritual, acentuó además: Dar vida.

El desierto florecerá: Dios es fecundo

La fecundidad es una señal de Dios. Francisco entonces recuerda que los profetas escogen símbolos como el desierto.

Qué hay más estéril que un desierto e, incluso así, dicen que «el desierto florecerá, la aridez se llenará de agua».

Es justamente la promesa de Dios. Dios es fecundo….

El diablo es egoísta, estéril

«Es verdad, el diablo quiere la esterilidad. Quiere que cada uno de nosotros no viva para dar vida sea física, sea espiritual a los otros. Viva para sí mismo: el egoísmo, la soberbia, la vanidad. Engordar el alma sin vivir para los otros. El diablo es quien hace crecer la cizaña del egoísmo y no nos hace fecundos.»

Es una gracia tener hijos que nos cierran los ojos a nuestra muerte, afirma Francisco, y cita el ejemplo de un anciano misionero de la Patagonia que, a los 90 años, decía que su vida había pasado como un soplo, pero que tenía muchos hijos espirituales a su lado en su última enfermedad.

La Esperanza de una Cuna vacía

«Aquí tienen una cuna vacía, podemos observar. Puede ser símbolo de esperanza porque vendrá un niño, puede ser un objeto de museo, vacío toda la vida.

Nuestro corazón es una cuna. ¿Cómo está mi corazón? ¿Está vacío, siempre vacío, pero está abierto para recibir continuamente vida y dar vida? ¿Para recibir y ser fecundo?

¿O será un corazón mantenido como un objeto de museo que jamás estará abierto a la vida y a dar la vida?»

Después de estas preguntas, el Papa sugirió además mirar para la cuna vacía, con el corazón abierto y lleno de deseo:

Yo les sugiero, concluye el Papa, que miren para esta cuna vacía y digan: «Ven, Señor, llena esta cuna, llena mi corazón y llévame a dar vida, a ser fecundo». (JSG)

(De la Redacción de Gaudium Press, con Informaciones de RV-Vatican News)

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