Redacción (Miércoles, 20-12-2017, Gaudium Press) La Madre Sor María Encarnación Rosal, nacida en Quetzaltenango, Guatemala, el 26 de octubre de 1820, es considerada la fundadora de las Hermanas Betlemitas Hijas del Sagrado Corazón de Jesús.
Alma escogida como reformadora
Ingresa en el convento de las Betlemitas en 1838 en la capital, en un momento terrible en que el sector masculino, fundado por el gran San Pedro de Betancourt, estaba extinguiéndose debido a la clausura llevada a cabo en España por Fernando VII contra ellos y las demás órdenes religiosas. El último Betlemita Fray José de San Martín le impone el hábito y poco después muere, después de 186 años de existencia luminosa de la orden (de 1655 a 1841).
El sector femenino había perdido su fervor inicial y la disciplina, ella como maestra de Novicias, Vicaria y Priora trata de enfervorizarlas y reformarlas, pero siente que no puede. Al presentar las Constituciones, que eran volver a su origen, varias de las mayores se le opusieron de público y para evitar una división, dejó las cosas así y pensó en hacer una nueva fundación.
Con las novicias formadas por ella intentó realizar ese sueño inspirado de lo alto en la Antigua Guatemala, lugar donde vivió y se santificó el Santo Hermano Pedro, pero no tuvo éxito. Poco tiempo después viajó a su ciudad natal, donde sí efectivamente puedo realizar sus deseos de refundar.
Manifestación mística del Sagrado Corazón
«Cierta noche del miércoles al jueves santo de 1857 estando en oración en la capilla, entre las dos y tres de la mañana, sentí que alguien me jalaba el velo que me cubría, pero no hice caso. Y cuando meditaba la pésima traición de Judas escuché en mi interior una clara voz del Señor que me decía: ‘No celebran los dolores de mi corazón’ (1). Quedé muy impresionada y convencida que era un aviso místico. Al comentarle a mis directores espirituales ellos prudentemente dejaron la cosa en el aire».
«Pasando unos días, acabando de comulgar, teniéndole aún, oí la misma voz interior que me decía: No celebran los dolores de mi corazón. Pero Señor le dije: porque no te fijas en otra monja y escuchó la misma voz en su interior: ‘Porque no hay otra más baja que tú’ «.
Sus directores pidieron a ella una señal de la veracidad de sus revelaciones, y ésta no tardó en llegar.
Habiéndose desatado una epidemia de cólera en la ciudad y producido muchas muertes, incluso la de varias Hermanas de la orden, la Madre Maria Encarnación se contagió y empezó rápidamente a empeorar hasta que le ofreció a Nuestro Señor comprometerse en difundir la devoción a los Dolores el Sagrado Corazón de Jesús, y ahí se mejoró; cuando dudó sobre lo hecho, inmediatamente se empeoró, pidió perdón y reafirmó su promesa y se curó definitivamente.
Cuenta la Madre que el Señor le inspiró y le dio luz de cómo había de ser la imagen: Un corazón de diez dardos, siete alrededor y tres al fondo en el centro. Los tres dardos del centro son: 1.- por el escándalo y sacrilegio de los malos sacerdotes, 2.- por el violar sus votos las esposas de Cristo y 3.-por la persecución a los justos, y los 7 de alrededor de su corazón son: 4.- por ver a su Eterno Padre gravemente ofendido, 5.- por la herejía esparcida por todo el mundo,6.- por la apostasía de los malos cristianos, 7.- por el olvido de sus beneficios,8.- por el desprecio de sus gracias y sacramentos, 9.-por la frialdad e indiferencia de los suyos y 10.- por la idolatría.
Bella imagen original que se venera en la capilla del Colegio de las Bethlemitas en Quetzaltenango
Esta religiosa admirable, que fue una mujer mística, de contemplación, oración fue un ejemplo de vida de evangelización y bien podría llamarse la Teresa de Centro América porque fundó varios conventos en circunstancias muy adversas.
Perseguida funda varias casas y colegios
En 1872 fue expulsado del país el Arzobispo Bernardo Puyol Aycynena y cerradas las órdenes religiosas, por una feroz persecución anticatólica.
Las Betlemitas salieron al exilio a Costa Rica (1877-1885) donde fueron muy bien recibidas y pudieron realizar una labor importante en la educación y en la asistencia a los enfermos durante 8 años. Posteriormente son expulsadas y llegan a Colombia, donde se establecen en Pasto y son muy bien acogidas por San Ezequiel Moreno Díaz, ahí se establecen y expanden su obra apostólica, con muchos frutos hasta hoy.
Esta religiosa que fue beatificada por San Juan Pablo II el 4 de mayo de 1997, se encuentra incorrupta en la capilla de las Madres Betlemitas en Pasto-Colombia.
Descansa en paz esta religiosa santa, fundadora, reformadora, educadora, mística, confidente del Sagrado Corazón de Jesús y arquetípica del alma guatemalteca. Intercede por tu orden, por la Guatemala de Jesús y Maria y por tu Iglesia santa. ¡Resucita con tu espíritu de fe, tenas, decidida y de fuego que haces falta!
Por Gustavo Ponce
1.- Mesa, Carlos. Encarnación Rosal una vida, un compromiso. Editorial del Ejército, Guatemala, 1985. Pág.134-5
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