Ciudad del Vaticano (Viernes, 22-12-2017, Gaudium Press) Este jueves fue el día escogido por el Papa Francisco para presentar sus votos de Navidad y saludar a los miembros de la Curia Romana.
El Papa dejó mensajes tanto para dentro como para fuera de los organismos de la Santa Sede.
Una Curia cerrada traiciona
«Dios que se hizo Hombre para devolver a la humanidad la dignidad filial que había perdido por culpa del pecado y de la desobediencia».
Fue así como el Papa inició su intervención después de apuntar la Navidad como siendo una «fiesta de fe». Una ocasión en que Dios hace «germinar» en las personas «semillas de esperanza, de caridad y de fe», que necesita también brotar dentro de la Iglesia Católica.
Deseó el Papa: «Que esta Navidad nos haga abrir los ojos y abandonar lo que es superfluo, falso, malicioso y engañoso, y percibir lo que es esencial, verdadero, bueno y auténtico (…).»
Para Francisco, «Una Curia encerrada en sí misma traicionaría el objetivo de su existencia y esta acabaría por caer en la auto-referencialidad, y condenada a la autodestrucción».
Superación de Intrigas
El Papa utilizó el tradicional encuentro navideño para tratar junto a la Curia Romana de asuntos del trabajo de la Iglesia Católica, a partir del punto de vista interno y también del punto de vista del mundo.
«Superar» en la Iglesia Católica «una lógica desequilibrada y degenerada de intrigas y de pequeños grupos que en realidad representan -a pesar de sus justificaciones y buenas intenciones- un cáncer que lleva a la auto-referencialidad», fue para lo que dio importancia y subrayó en sus palabras, resaltando todavía que este es un contexto «que se infiltra también en los organismos eclesiásticos y, en particular, en las personas que en ellos trabajan».
Reforma de la Curia
Francisco no dejó de hablar de la «reforma» que es llevada en curso en la Curia Romana y de las personas que en ella trabajan, alertando para «el peligro de la quiebra de confianza, de los que se aprovechan de la maternidad de la Iglesia»:
«Personas que fueron seleccionadas con cuidado para dar cuerpo y vigor a la reforma pero, sin comprender la importancia de sus responsabilidades, se dejan corromper por la ambición y la vanagloria, que cuando son delicadamente retiradas se auto titulan como mártires del sistema, del Papa desinformado, de la vieja guardia, en vez de reconocer culpa propia», dijo.
Sin embargo, «junto a estas personas hay otras que siguen su trabajo en la Curia, a quien es dado tiempo para retomar el camino justo, con la esperanza de que encuentren en la paciencia de la Iglesia una ocasión de conversión y no para aprovechamiento personal», resaltó el Papa, para luego destacar:
«Estoy consciente de la gran mayoría de personas que aquí trabajan con admirable compromiso, fidelidad, competencia, dedicación y también santidad».
Santa Sede y las Naciones, el mundo
Sobre la relación de la Santa Sede con las naciones, Francisco dijo que el único objetivo de la diplomacia del Vaticano debe ser el de trabajar a favor de la paz y el diálogo entre los pueblos, «independiente de cualquier interés mundano o material».
El Papa realzó que es haciendo de la diplomacia un «servicio a la humanidad y al Hombre» que la Iglesia cumple su misión:
«La Santa Sede está presente en el plan internacional para colaborar con todas las naciones y personas de buena voluntad y para reforzar siempre la importancia de preservar nuestra Casa Común de todos los egoísmos destructivos, para afirmar que la guerra lleva apenas a la muerte y la destrucción (…) para construir sólidamente el futuro y salvaguardarlo para las nuevas generaciones», afirmó.
(JSG)
Deje su Comentario