Ciudad del Vaticano (Miércoles, 27-12-2017, Gaudium Press) El Ángelus del último domingo fue rezado desde la ventana de las oficinas pontificias delante de una multitud de fieles y peregrinos que llenaban la Plaza San Pedro, a pocas horas del inicio de la Vigilia de la Navidad que se celebró en la Basílica de San Pedro.
Fue una ocasión propicia para que el Santo Padre comentara la narración del trecho del Evangelio de Lucas cuando el Ángel anuncia a María que Ella concebirá un hijo y que de Ella nacería el Mesías, el Salvador de la humanidad.
María no se exalta…
«María no se exalta delante de la perspectiva de tornarse la madre del Mesías», describe el evangelista y el Papa comenta:
«Una frase breve, que no habla de gloria, de privilegio, sino solamente de disponibilidad y servicio. María no se exalta delante de la perspectiva de tornarse la madre del Mesías, sino permanece modesta y expresa su adhesión al proyecto del Señor. María no se vanagloria, es humilde y modesta, como siempre».
El Papa analizó el comportamiento de María al acoger el proyecto de Dios resaltando que:
«Este comportamiento nos hace entender que María es realmente humilde y no intenta mostrarse; reconoce que es pequeña delante de Dios y feliz por ser así. Al mismo tiempo, sabe que de su respuesta depende la realización del proyecto de Dios».
Humildad y Exaltación
«María se revela la colaboradora perfecta del proyecto de Dios y en el Magníficat proclamará que ‘Dios exaltó a los humildes'», comentó Francisco para, en seguida, incitar a sus oyentes y concluir su pensamiento.
«Admiramos a nuestra Madre por su respuesta al llamado y a la misión de Dios y pidamos a ella que ayude a cada uno de nosotros a acoger el proyecto de Dios en nuestras vidas con sincera humildad y corajuda generosidad».
(JSG)
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