sábado, 23 de noviembre de 2024
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El acompañamiento a los jóvenes es el tema del Aguinaldo Salesiano del 2018

Roma (Vieres, 29-12-2017, Gaudium Press) «Cultivemos el arte de escuchar y acompañar», así se titula el Aguinaldo Salesiano, que fue presentado el miércoles 27 de diciembre por el Rector Mayor de los Salesianos, Don Ángel Fernández Artime. El Aguinaldo es un regalo, en forma de mensaje, que cada año se entrega a la Familia Salesiana, en nombre de Don Bosco, para reavivar el carisma del santo italiano.

El mensaje, presentado a través de un video que viene siendo difundido dese YouTube, se inspira en el pasaje bíblico del encuentro de Jesús con la Samaritana, cuando ella dice: «Señor, dame de esa agua» (Juan 4, 15). Para recordar a todos aquellos jóvenes que hoy tienen sed de Dios.

«En los muchísimos viajes de estos años me he encontrado con miles y miles de jóvenes en todo el mundo con culturas diferentes, en los que he podido sentir ese deseo de vivir, de crecer, de prepararse para dar lo mejor que tienen. Y, al mismo tiempo, jóvenes que, solos, se sienten inseguros, necesitan de muchos de nosotros; nos necesitan como adultos capaces de hacer un camino con ellos, con ellas. Adultos que naturalmente llevamos nuestra responsabilidad, nos sentimos responsables de ese camino», dice Don Fernández.

En este sentido señala que en la vida de todos hay encuentros que tocan profundamente la existencia, tal como ocurrió con la samaritana, quien accidentalmente se topa con Jesús, quien transforma su vida.

«Todo encuentro comienza con la simpatía y la escucha. Jesús como persona, que busca el bien del otro, de su interlocutor, crea una relación personal y no un juicio moral de desaprobación o de reproche. Con la mujer de Samaría, en vez de acusar, dialoga y propone, y su lenguaje y sus palabras van dirigidas al corazón de aquellos a quienes habla (…)Poco a poco va despertando en ella ese interés por tener acceso a una fuente de agua para una vida especial, distinta, mejor», marca el Rector Mayor de los Salesianos.

Asegura que es ahí donde el Señor, quien es experto en humanidad, «acompaña el camino de las personas, conoce su interioridad, entiende sus ritmos, sus procesos». «Sucede lo mismo con los jóvenes en nuestro tiempo. Como dice el Papa Francisco: ‘El Señor despierta una fascinación maravillosa en los jóvenes'», agrega.

Una fascinación que, como explica Don Fernández, se relaciona con dos elementos: «con la fe y con la llamada que Dios hace a cada uno de ellos, a cada una de ellas. Una llamada que es una invitación a vivir la alegría de la vocación en el amor».

También recuerda que este encanto por Dios y por una vida mejor no siempre se da, ya que algunos jóvenes no tienen oportunidades y la posibilidad de ser acompañados. «Esta realidad nos interpela y nos habla de que es lo que nosotros podemos hacer como educadoras y educadores evangelizadores», indica.

El Rector Mayor sugiere: «hemos de continuar haciendo camino con los jóvenes, con las familias, con aquellos que necesitan ser acompañados, porque es tiempo favorable, porque son muchos los jóvenes que quieren hacer algo hermoso con su vida (…) tenemos que tener la capacidad de acompañarles para dejar que sea Dios mismo quien trabaje en ellos, quien les haga crecer en lo profundo de su corazón».

Aquí enumera a los «acompañantes excepcionales» que Don Bosco tuvo en el camino de su vida, como lo fue su madre Mamá Margarita, Don Calosso, su amigo Luis Comollo, y Don Cafasso que lo acompañó y preparó para su vida pastoral. «Todo esto permitió que Don Bosco tuviera toda una riqueza que compartir con sus muchachos».

Don Ángel Fernández culmina el aguinaldo con una reflexión: «qué nos diría la samaritana si nos agarrara de la mano y nos acompañara al encuentro con Jesús, después de la experiencia que ella ha tenido. Nos invitaría a estar siempre abiertos al don que nos viene de Dios, especialmente en nuestros jóvenes. Nos diría: tenéis que acompañaros mutuamente. Y al igual que ella aprendió de Jesús a ser más humana, sin duda que nos invitaría a seguir dando pasos en esta experiencia en humanidad».

Luego concluye: «Mi querida familia salesiana (…) que todo ello nos lleve a decir desde lo más profundo de cada uno de nosotros: ‘Señor dame también a mí de esa agua'».

Con información de ANS.

 

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