Bogotá (Viernes, 29-12-2017, Gaudium Press) Una invitación a caminar hacia delante y con alegría es la que ha hecho el Cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá, Primado de Colombia y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), con ocasión del nuevo año.
A través de un video mensaje, el purpurado ha invitado a tomar conciencia de la necesidad de avanzar, de cambiar.
«Ocho días después de la Navidad celebramos el Año Nuevo. ¿Qué significa año nuevo? Significa que se nos invita a nosotros a tomar conciencia de que nosotros no estamos en un círculo vicioso, que repetimos siempre todas las mismas cosas, sino que avanzamos: 2016, 2017, 2018 (…) Vamos sumando, porque vamos caminando todos juntos hacia delante, no nos podemos quedar atrasados, parados, estancados. No nos podemos quedar en nuestra vida en una rutina y en una falta absoluta de dinamismo; sino todo lo contrario», expresa.
Foto: Arquidiócesis de Bogotá. |
Dice que la celebración del nuevo año ha de impulsar a todos a cambiar, a mejorar, a seguir caminando. «Ponernos metas en nuestra existencia y unirnos en las metas que podemos tener nosotros como Iglesia y como sociedad civil», comenta.
Concluye, llamando a «caminar juntos y caminar hacia delante, con la fuerza que nos da la alegría de saber que al final está la plenitud de la vida en Cristo Nuestro Señor. ¡Feliz Año Nuevo para todos!».
Fiesta de la Sagrada Familia: Invitación a contemplar la maravilla del amor
En otro video, el purpurado habló de la importancia de la solemnidad de la Sagrada Familia que la Iglesia Católica vivirá el domingo 31 de diciembre. Dice que esta fecha es «una invitación a que nosotros contemplemos la maravilla del amor».
«Qué bueno que la familia fuera un sitio, un lugar, un verdadero hogar, en el cual todas las personas crecen todos los días en el amor. Cada vez son más capaces de amarse, cada vez son más capaces de entregarse los unos a los otros, cada vez son más capaces de estrechar los lazos de una comunión profunda. Así la familia se convierte en una célula de transformación profunda del mundo», complementa.
Señala que la innegable crisis de la familia que hoy se vive tiene su fuente en el egoísmo, ya que «cada uno quiere vivir por su lado, buscar solamente su propio provecho».
Indica que el secreto para superar esa crisis es el amor, «que en toda su belleza nos lleva necesariamente a la familia. A vivir en plenitud esas relaciones fundamentales, de padre e hijo, de madre e hijo (…) de hermanos, de primos, de parientes. Toda esa realidad maravillosa de todas esas relaciones que se van entretejiendo alrededor de la realidad fundamental de la maternidad, de la paternidad».
Termina señalando: «Que el Señor nos permita contemplarlo a Él, que quiso vivir en la familia como todos nosotros los seres humanos para que seamos capaces, cada día más, de descubrir la belleza del amor como fuente de alegría permanente, como fuente de transformación del mundo en que vivimos».
Con información de Arquidiócesis de Bogotá.
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